El diario plural del Zulia

Demasiado caro, por Ramón Guillermo Aveledo

Es humano. Todo aquel que tiene poder quiere permanecer en él. El problema ético está en el precio que es capaz de pagar por lograrlo. El problema social es si ese costo de la obsesión de unos pocos debemos pagarlo todos.

La señora Canciller dijo en la OEA que la escasez de alimentos es manipulación mediática. No es lo que siente el pueblo de Revenga, en Aragua, que ese mismo día trancaba calles para exigir la venta de comida. En varios lugares de nuestro país vienen ocurriendo hechos similares, e incluso actos de violencia que siempre hemos de condenar. Porque las colas se van haciendo más numerosas y más largas. Largas por hasta donde llegan y por la hora en la cual comienzan. Las he visto en Mérida desde las 11 de la noche de la víspera. Si los productos que la gente busca estuvieran allí, disponibles en los anaqueles, no habría corporación comunicacional de este mundo que convenciera a alguien de pasar la noche, con frío e inseguridad, en una cola en la calle.

¿Es verdad o mentira que escasean la harina de maíz y la de trigo? La leche, el azúcar, la salsa de tomate, el pan, las pastas. Que un huevo cuesta lo que hace poco una docena y un tiempo un cartón. Que en lo que va de año pimentón y cebolla han casi duplicado su precio.

Pero no es una ocurrencia personal, es la cara internacional de un discurso repetido internamente por los voceros políticos oficialistas y los altos funcionarios y, por lo tanto, la línea política gubernamental, contra toda evidencia visible y tangible. Si el precio de aferrarse al poder es la mentira, allá cada quien con su conciencia. Pero si las consecuencias de esa terca negación de los hechos por mero interés egoísta de un pequeño grupo debe pagarla un pueblo entero, la cosa desborda los límites de la moral personal y se convierte en un gravísimo problema nacional. Tal vez el más grave de todos.

En 2007 quedaba menos de la mitad de las industrias que había en 1996. Después no ha habido otro censo industrial oficial, pero todos sabemos de cierres de empresas y es muy raro que oigamos de inauguraciones. En las cifras del BCV, la inflación de 2015, 180,9 %, triplicó la del año anterior que ya era la mayor del mundo. El FMI la calculó en 275 % y la estima en 720 % para este año. Mientras tanto producimos menos y menos, el PIB sigue cayendo.

Mantener a troche y moche las políticas que han producido este desastre es un precio demasiado caro para el pueblo venezolano. No es justo.

 

 

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