El diario plural del Zulia

¿De la confrontación a la negociación?, por Vladimir Villegas

Ya van 66 días de protestas con un lamentable saldo de más de 60 muertos, la mayoría de ellos jóvenes, asesinados por perdigonazos, bombas lacrimógenas y metras. Miles de personas han sido detenidas, pasan de varios miles los heridos y hemos sido testigos del largo ciclo de represión, violencia, represión.

Seguimos sumidos en la vorágine de la confrontación, ahora aliñada con la convocatoria de una Asamblea Constituyente a la medida de las necesidades y del miedo que tiene hoy el gobierno a una auténtica consulta popular, abierta, sin sesgos de ninguna naturaleza.

Es una hora difícil para Venezuela. Hemos llegado a una situación terrible que puede empeorar. Que cada día va empeorando. Somos hoy un país sumido en la incertidumbre, la parálisis de proyectos, con una economía trastornada por la falta de insumos, por una inflación que no conoce límites. Con una población cada vez más pobre, con hospitales arruinados, con enfermos penando por falta de medicamentos. Y eso que no hemos tocado fondo. Siempre puede ser peor. Sobre todo si no se hace nada para frenar la caída libre.

Mientras tanto, la calle sigue agitada, la protesta no amaina luego de más de dos meses. Y la represión tampoco.

El defensor del Pueblo, Tarek William Saab, habla de cuatro crímenes de odio, refiriéndose a los hechos donde ha muerto personas agredidas por manifestantes. Todos condenables. Y, ¿acaso los muertos de la represión no son crímenes aliñados de odio? ¿O son en amor mayor , mi estimado Tarek?

El Gobierno insiste en llevar a troche y moche una propuesta de Asamblea Constituyente que en nombre de la paz avivará la confrontación, si es que no es retirada o al menos pospuesta para mejores tiempos y, sobre todo, mejores causas. Aún están por verse los efectos que esa iniciativa traerá para lo interno del chavismo. No para el chavismo disidente sino para el mas puro y duro chavismo que hoy gobierna. Si llegara a constituirse, seguramente el madurismo, que claramente existe, buscará consolidarse frente al otro polo de poder interno que, aunque no lo reconozcan sino en privado, representa Diosdado Cabello.

La Constituyente, tal y como ha sido diseñada, concebida, cocinada, aun sin ser electa , ya está montada sobre un tanque de combustible. ¿En verdad dentro del chavismo gobernante creen que es viable, incluso “soñable”, gobernar un país como la Venezuela de estos días con la aplanadora funcionando las 24 horas del día? ¿No piensan en el futuro de esa fuerza políticos llamada Partido Socialista Unido de Venezuela? Lo mismo se pregunta uno con respecto a la oposición.

¿Cuál será el desenlace? ¿Habrá espacios para una salida negociada, para alguna forma de negociación? ¿Qué rol van a jugar factores externos en ese desenlace? ¿Qué buscaba José Luis Rodríguez Zapatero en su visita a Leopoldo López?

Preguntas que uno se hace, huyéndole a la temible opción de que ya no hay nada que hacer sino esperar que el tsunami social y político nos desborde a todos.

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