El diario plural del Zulia

Cuando la minoría dejó de ser mayoría, por Ender Arenas Barrios

Una noche de diciembre del 98, eran como las 9 y 30 minutos, justo después del resultado oficial dado por CNE de las elecciones presidenciales (antes los resultados definitivos se daban a eso de las nueve o diez de la noche), todos vimos una muchedumbre como pocas veces se había reunido para celebrar lo que en aquel entonces era una esperanza. En aquellos lejanos días, todavía había venezolanos que se creían el cuento de que había militares demócratas y constitucionalistas (seguramente todavía los hay).

La historia le dio un mentís al 56 % inicial y al 80 % posterior, que a partir de esa noche se núcleo en torno a Hugo Chávez y después de algún tiempo, cuando los precios del petróleo se desinflaron, cuando la receta populista no pudo darle mas a la gente lo que demandaba, la esperanza empezó a tornarse en desesperanza y el viejo encanto dio lugar aun profundo desencanto.

Pero Chávez siempre fue un hombre con suerte y entonces se murió. Pero dejó instalado en el poder a Nicolás Maduro y este empezó a deshacer por torpeza e incapacidad, por un exceso increíble de ignorancia y una cuota igualmente grande con intereses particulares de grupos que se habían hecho fuertes por obra del mismo Chávez (los militares, los cubanos, el poder familístico, grupos de irregulares ligados a actividades poco santas) el ordenamiento de la realidad que Chávez había estructurado donde el interés de la minoría que gobernaba con el aparecía encarnada en el conjunto de las condiciones sociales del país y que había insuflado de conformismo a sectores significativos de la población.

Es que sin lugar a dudas, Chávez, entre otras cosas, fue el refundador de una minoría que se hizo consistente en el poder, su palabra se tornó en cosas y su poder, inicialmente, se hizo residente de la vida cotidiana de la gente, donde las cosas son lo que son.

Ahora, las cosas cambiaron y hoy nadie reconoce la realidad creada desde el poder desde los días del Chávez todo poderoso. El gobierno de Maduro quebranto la consistencia con la que Chávez había blindado su minoría gobernante. Y no puede haber legitimidad sin consentimiento. Lo que Maduro y sus asesores constitucionalistas han tratado de hacer es reemplazar “lo legítimo” por “lo que se cree legítimo”, eso es una cosa tremendamente jodida, pero, inexacta. Escarrá lo sabe, pero ese gordo no se alimenta de razones sino de otra cosa.

Ahora la realidad se tornó ingobernablemente anómica, por eso es que la GNB le hizo trompetillas a Padrino López, a quien si más fuerte dice que “ no quiero ver más aun GNB haciendo atrocidades” los GNB lo mandan al mismo c…. y continúan con sus salvajadas con una dosis grande de sadismo. Por eso, cuando el diputado Cabello le da un ultimátum a Luisa Ortega Díaz, conminándola a que se someta a las normas de la lealtad automática con los suyos esta le responde que el día que se repartió el miedo ella no estaba presente y convoca a todo el pueblo a acompañarla contra la Constituyente. La minoría consistente en el poder chavista se ha hecho gas y es tiempo de producirse los cambios que ahora sí, la mayoría exige, para recuperar la democracia y sus procedimientos normativos.

Pero ojo, no olvidemos que hay una nueva sensibilidad y una nueva manera de hacer las cosas y una nueva forma de encarar la política, que los sectores opositores no pueden descuidar y deberían aproximarse mejor, mucho mejor, porque cuando el diputado Guevara le dice a las multitudes que manifiestan que no se pueden cerrar las calles que no estén programadas para el cierre, los manifestantes que son muchos más creativos que sus dirigentes toman los cierres en sus manos y mandan al diputado Guevara al carajo también.

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