El diario plural del Zulia

Cambio es nuestra esperanza, por Rubia Luzardo

A este año ya le faltan, pocos días para su cierre y, entre tanto agite propio de las fechas y de las circunstancias económicas, sociales y políticas que vivimos los venezolanos, solo nos queda cobijarnos en la esperanza del cambio que tanto anhelamos para la nación.

Precisamente, en los comicios pasados encontramos muchas lecturas que interpretar en relación al futuro de la participación social y ciudadana, al liderazgo político y sobre todo al papel del Estado. Y aunque algunos estén desorientados y escépticos, no todo está dicho en términos políticos.

Contrariamente los que hoy están ante el poder tienen una gran responsabilidad con las demandas
actuales que son multidimensionales.

Por ello, el tiempo nos conmina a cultivar la humildad en la batalla para asumir la derrota, la consciencia del momento político es imprescindible, no hay que perder de perspectiva la fuerza social que está por encima de cualquier ideología o partido.

Hoy, las demandas sociales son las mismas de hace dos años atrás, cuando una mayoría significativa eligió los representantes ante la Asamblea Nacional contraria al partido oficial, y lo podemos verificar desde los lugares más recónditos del país, en los cuales el ciudadano común lo que quiere es un salario digno que le permita brindar a su familia el sustento diario, seguridad, justicia social y goce
de los Derechos Humanos fundamentales, no se puede vivir, sobreviviendo como lo estamos haciendo.

Por otro lado, está el tema del necesario diálogo y la posibilidad inminente de la renovación en la fi gura presidencial, los actores políticos irán marcando el camino, sin embargo, la dinámica social tiene el poder de la transformación, no hay que subestimar a la sociedad y sus deseos de cambio.

Hace 2017 años, la humanidad esperaba una esperanza, la cual llegó con el nacimiento del niño Jesús, ese sentimiento hoy lo sentimos con gran fervor los venezolanos y, precisamente en estos tiempos de adviento (espera) hay que llenarse de fe, esperanza en la renovación de las estructuras más decaídas de la nación.

Y ese cambio tiene que empezar por el individuo, nosotros estamos llamados a ser fraternos con el más necesitado, con el pobre y humilde, hay que cimentar las bases desde la familia como célula social.

Todo nuestro respeto a quienes participaron como candidatos y electores el pasado 10 diciembre, incluso a los que decidieron no participar también merecen consideración, los tiempos venideros tienen que ser para el encuentro, perdón y reconciliación nacional. La esperanza de cambio por reconstruir socialmente la nación en unidad y progreso seguirá siendo firme.

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