El diario plural del Zulia

Caiga quien Caiga por Ángel Monagas// Los venezolanos tenemos derecho a ser felices

Próximo a declarar una contingencia se encuentra el Ministro Reverol. Pareció que se fue del Zulia pero no se ha ido. La planta  que produce gas propano de Pequiven, está paralizada. Están a la espera de un barco ruso, que los asista con materia para surtir nuevamente. Ahora eso sería romper las sanciones de Estados Unidos contra Venezuela. ¿Se arriesgará Rusia a perder uno de sus mejores clientes en materia de petróleo? Recuerden el refrán: En la puerta del cielo primero yo que mi padre.

Acertadamente el ex secretario juvenil de Copei, en los años 80, Vladimir Petit Medina, saliéndole al paso a unas declaraciones en su contra por esos laboratorios que todos los partidos y líderes de esta Venezuela nuestra usan, señala: “Quién lidera desde la popularidad y la pierde…no la recupera nunca más. Se trata de un sentimiento y una emoción correlativa. Su pérdida acarrea desilusión en los liderados y pone el sol en las espaldas del líder. Normalmente es rematado por un líder con autoridad”.

Algunos le respondieron hablando del problema de comunicación, lo cual es cierto. La ambigüedad en los mensajes, etc.

El problema es de lo que busca cada supuesto “líder”. Digo supuesto porque es que el drama en Venezuela es que “cualquier bolsa” es líder. Basta un buen mercadeo, musiquita, dinero para pagar campaña y evidentemente saber aprovechar las oportunidades. Aquí cualquiera es diputado, concejal, etc. Cualquier es diplomático en la Quinta y también en la Sexta, que aún no han llegado pero ya nombran a las cuotas del G4 de la MUD.

Mi padre solía decirme “En política hijo no te preocupes tanto por prepararte, preocúpate por hacer amigos, sencillamente porque cuando ellos llegan…Tú llegas”. Sobran ejemplos de lo señalado por mi papá. Chávez gobernó con amigos, después los olvidó. A algunos por lo menos. Igual sucedió con Caldera, Pérez, Lusinchi y hasta con el mismísimo Rómulo. Eso no es pecado si son preparados.

El problema Vladimir, si es que por casualidad me lees, no es la popularidad. El asunto es el populismo. Explico. Que una persona se haga popular por ser bueno, por ser héroe, por dar una batalla en las peores condiciones, es válido. El inconveniente es que muchos buscan hacerse “populares” y hacen y dicen cosas, se comprometen, se hipotecan en lo personal. La popularidad debe ser una consecuencia y no una causa. Yo no debo votar por el que me dicen que es “popular”, sino por el que yo creo, veo, que ha hecho cosas concretas, tangibles o da argumentos lógicos, razonables. En Venezuela es todo lo contrario. Desde una oficina se construyen liderazgos. Finalmente la calle se los come y la ciudadanía paga las consecuencias de políticos no preparados para asumir los retos.

De quién es la culpa 

 

Yo no culpó a Guaidó, ni siquiera a los chavistas o a Maduro por lo que Venezuela es. Ellos son responsables, de lo bueno o de lo malo. El gran culpable somos cada uno de los venezolanos que seguimos cambiando “oro por espejitos”. Que creemos sin ver, porque confundimos fe con esperanza sin distinguir los campos de la Religión y de la política. Seguimos personas, no ideas. Somos como gran parte del mundo, mesiánicos y pensamos en una persona como la respuesta a la crisis. No reclamamos. Nos tragamos todos los cuentos y caemos en la trampa, sobre todo en esta fase, de que debemos callar porque si no lo hacemos, estamos jugando para el chavismo.

Yo confió en Guaidó, creo en sus esfuerzos. El problema es que “eunuco” mental no soy y mi deber es preguntar, expresar, criticar. No más “cheques en blanco” para nadie. Esto no es un culto. A mí me tienen que demostrar, convencer y responder a mis observaciones. Después de 40 años, más 20 de este desastre, estamos en el deber de decir YA BASTA. Yo creo que vamos bien. No obstante no se calle lo que no le parece. Reclame sinceridad. Juzgue a sus líderes y funcionarios. El modelaje es importante y siempre estemos vigilantes de eso. El modo de vida de nuestros dirigentes, diputados, no se compadece con el discurso de que no tienen “ingresos”. Si eso molesta lo lamento.

Y Vladimir tenemos que esforzarnos por hacer comprender, que lo “popular” no siempre es lo mejor; Eso es populismo y no otra cosa y le ha hecho mucho daño a las democracias del mundo. Como decía Karl Popper el drama de las democracias es que se vota no siempre por el más capaz y luego no hay manera para enfrentarlo. Si la gente hubiese sabido la falta de preparación intelectual y emocional de Chávez, jamás hubiera votado por él. Él era el mejor charlatán. Eso sí. Una mueca de Caldera y Rómulo con el humor de Emilio Lovera y lo cómico de Joselo. Las referencias a los personas no son para ofender. Son solo para graficar.

Salgamos de Maduro. Eso sí, no repitamos la historia. Guaidó es única y exclusivamente una circunstancia para la transición. Venezuela necesita un liderazgo formado, de hierro templado, con la sensibilidad de una mujer y el carácter de un hombre. Yo creo que los hay. Por vida de Cristo, no nos volvamos a equivocar. Ya basta de la vieja Venezuela que intenta mantenerse a flote con títeres. Yo no me la calo y lo enfrentaré. Valorando cada acción y hecho que hasta el presente no he visto y seguiré esperando porque Guaidó asuma el mando de la transición, para luego ir a la construcción del país anhelado.

Deseo de corazón que en Noruega, cualquiera sea la denominación que le demos a ese evento, haya soluciones claras y contundentes a la tragedia venezolana.

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