El diario plural del Zulia

El atardecer de la vida…, por Jaime Kelly

En esta semana estuvimos recordando en memoria a San Juan de la Cruz, (14 de diciembre) quien fue conocido por sus escritos llenos de una profunda reflexión en el amor de nuestro Señor Jesús. Leyendo acerca de su vida, tocó e impactó en mi ser interior una frase hermosa que he guardado dentro de mí, para hacer de ella una realidad latente y por eso la escogí como lema de mi ordenación sacerdotal. Esa frase resuena constantemente en mí y me dice y recuerda que: “En el atardecer de nuestras vidas, seremos examinados en el amor”.

La hermosa reflexión que a continuación voy a compartir, ilustra el sentido y profundidad de esta frase: “Un joven caminaba junto con su abuela anciana y en su compartir, el joven le pregunta a esta buena mujer: ‘¿Qué cosa es lo que más te gusta de la vida, abuela?’. La viejecilla se entretenía en lanzar los ojos hacia el ocaso, y le respondió: ‘Los atardeceres’. El joven preguntó una vez más: ‘¿No te gustan más los amaneceres? Mira que no he visto cosa más hermosa que el nacimiento del sol, allá detrás de las verdes colinas’. Pero la anciana exclamó de nuevo: ‘Yo prefiero los atardeceres’, y dirigiéndose al joven, con dulce tono agregó: ‘Los amaneceres son bellos, sí; pero las puestas del sol me dicen más. Son momentos en los que me gusta reflexionar y pensar mucho. Son momentos que me dicen cosas de mí misma. Fíjate, señalando el atardecer, lo que al inicio es precioso, al final llega a ser plenamente hermoso’. El joven guardó silencio, quedó absorto ante tanta belleza al ver cómo el sol se ocultaba”.

Hermanos, la vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer y como un atardecer sereno, se nos va. Pero el transcurrir de ese espacio de tiempo, es el que Dios nos permite para vivir el amor, en el amor y por el amor que Él mismo nos da.

Dice la Palabra de Dios: “Por nuestra parte, hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor… Cuando el amor alcanza en nosotros su perfección, miramos con confianza al día del juicio, porque ya somos en este mundo como es Él. En el amor no hay temor. El amor perfecto echa fuera el temor, pues hay temor donde hay castigo… “ (1Jn 4, 16-18).

Hermanos, nuestra vida debe ser un constante vivir en el amor, teniendo la mirada puesta en Dios, que nos enseña lo que es amar. Si vivimos con amor, serán hermosas las huellas que dejaremos en el paso de nuestras vidas y miraremos con confianza y con esperanza cada día. Jesucristo nuestro Señor nos pide que amemos como el mismo nos ama, con el mismo amor que el padre ama al hijo y del amor entre el hijo y el padre brota el Espíritu Santo.

Estamos en el tiempo de Adviento, tiempo de esperanza y tiempo de vivir y confiar en las promesas de Dios, como María nuestra Madre y San José que vivieron la dulce espera sabiendo que entre ellos nacería el Salvador del mundo, “príncipe de la Paz”.

Vivamos en el amor de tal manera que seamos gratos a Dios. No permitamos que las situaciones que vivimos en nuestro entorno nos roben la paz y la esperanza de saber que creemos en un Dios que todo lo hace posible, que siendo Dios se hizo uno con nosotros y vino a darnos vida en abundancia.

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