El diario plural del Zulia

Aislamiento, por Ramón Guillermo Aveledo

Tengo para mí, que el Presidente de la República no esperaba que los bovinos con los que habló le dieran respuesta a su alegato y a la pregunta sobre su Constituyente. Incluso para él sería demasiado. Pero la insólita escena es elocuente acerca del aislamiento de la realidad que afecta irremediablemente al Gobierno, al punto de imposibilitarlo para enfrentar, siquiera parcialmente, la descomunal crisis que ha generado. Porque la querella del enchufadismo del siglo XXI es con la realidad. Su pleito constitucional, político, internacional, social y económico, es con el país y el mundo que son. Esa es su única y verdadera guerra. Una guerra que inventaron y que, irónicamente, van perdiendo.

Aclaro sí que en materia de economía, la guerra con la realidad es macroeconómica, porque en la microeconomía, a nivel personal, entiendo que el desempeño de cada uno de ellos es de alto rendimiento. Pero ese sería otro tema.

De la Constituyente Comunal, fascista en el tono y en el contenido del Primero de Mayo, el gobernante y sus voceros y jerarcas han mariposeado por una Constituyente Militar, una Constituyente Económica, no sé si deba incluir una Constituyente animal universal o si esa será solamente del ganado o que nos explique el ministro Jaua sectorial: bovina, ovina, caprina, caballar, avícola y etcétera. Así nos irán anunciando tantas constituyentes como se les vayan ocurriendo, porque en realidad son inventos, el único plan es cambiar las reglas para que no haya cambio. Quedarse en el poder y seguir con las políticas que nos llevaron a este desastre.

¿Por qué el autoproclamado Presidente obrero no se atreve a preguntar en una cola a las puertas de supermercados, panaderías o farmacias si quieren su Constituyente? La cola es el síntoma visible de las causas del descontento nacional. Hay colas porque los productos escasean, porque la existencia de los regulados es poca, porque los precios siguen disparados porque hay corrupción, aparte lo de los CLAP no alcanza. Hay cola, también por el bachaqueo, que es otro síntoma del descalabro económico. La reventa de ciertos productos, el mercado rojo es el modo de vida y el negocio accesible para muchos compatriotas.

Hace unos días, en una zona céntrica de Caracas, pude ver cómo a metros de un aparatoso incidente policial con despliegue de patrullas, calle cerrada y muertos en el suelo, la gente no se movía de la cola de una panadería. Ni el miedo ni la curiosidad los tentaban a perder su puesto.

El problema es ese y no lo quieren ver. Por eso sacan a cacerolazos y abucheos de El Valle al Alcalde. Por eso, la simpatía en el Centro y el Oeste caraqueño a las protestas. ¿No aprendieron la lección de las elecciones parlamentarias? Perdieron en todos los circuitos capitalinos. Y de entonces para acá ¿qué ha mejorado? Es la realidad y no quieren verla.

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