El diario plural del Zulia

"¡A votar, sin duda alguna!", por Vladimir Villegas

El voto es uno de esos derechos que tienen que ser defendidos hasta con los dientes . No es sinónimo de democracia, pero no puede haber democracia que no pase por el voto, por la expresión directa y secreta de los ciudadanos a favor del candidato de su preferencia, o a favor o en contra de una idea. Y, sin duda alguna, la mejor manera de defender el derecho al voto, a manifestarse, a favor o en contra de algo o de alguien, es ejerciéndolo, aun en las peores o desventajosas circunstancias.

Por esa razón creo que el próximo domingo los venezolanos tenemos que salir a votar, a no permitir que otros, sean pocos o muchos, decidan por cada uno de nosotros. Y sobre todo en elecciones municipales, que están más asociadas que cualquier otra a la cotidianidad de nuestra existencia como vecinos, como ciudadanos, como parte de una comunidad. Cuando muchos venezolanos dejan de votar unos pocos se imponen y se presentan como una mayoría que no son. Es tan respetuoso como válido el argumento  de que no hay condiciones electorales justas,y que por lo tanto no vale la pena votar. Pero en la práctica al no votar quienes se abstengan terminan acoplándose a
los deseos e intereses de quienes no quieren que se expresen libremente las grandes mayorías.
Por eso se producen resultados electorales que no reflejan el estado de ánimo  real y el punto de vista de la mayoría de la población. Cada ciudadano descontento que se queda en su casa se la está poniendo bombita a los causantes de su malestar vivencial.

Termina siendo, quiéralo o no, una pieza clave en la estrategia de los adversarios del cambio que reclaman las grandes mayorías nacionales. Al fin y al cabo la decisión de votar o no hacerlo es algo absolutamente personal . Y ya es tiempo de que el elector comience a valorar responsablemente sus decisiones . Por ejemplo, si se trata de
un elector opositor que se queda en casa mañana no tendría ninguna autoridad moral para quejarse porque  su municipio " cayó en manos del chavismo " .

Y también es importante que los partidos políticos que llamaron a la abstención revisen si su decisión fue o no equivocada. Sobre todo aquellos partidos que de la boca para afuera  proclamaron su decisión abstencionista y por debajo de cuerda postularon candidatos en otras tarjetas y simularon medidas de expulsión que, seguramente queden sin efecto si el candidato resulta ganador. Uno se pregunta, ¿ cuál fue la acción alternativa que promovieron los partidos reacios a participar en las elecciones municipales? ¿ Qué hicieron aparte de rehuir la lucha para conservar espacios cuya importancia se subestima cuando se tienen  y se descubre cuando se pierden?

Ese es un asunto de ellos , de esas organizaciones que son capaces de cambiar de línea política sin detenerse a observar sus incoherencias, sus giros oportunistas y sus miedos frente al "qué dirán" de las redes sociales. Pero es asunto de los ciudadanos decidir si siguen a ciegas al vaivén de esa forma de hacer política, que sería
la versión opositora de las llamadas " focas" que por los lados del oficialismo aplauden hasta las más insólitas expresiones, actitudes y acciones de quienes gobiernan.

Si se debilita la ruta electoral por efecto de decisiones políticas en mi concepto absolutamente erradas, pierde Venezuela, porque se aleja la posibilidad de impulsar cambios de manera pacífica y democrática . La abstención termina siendo un arma que se apunta contra sí mismo . Es, en el caso venezolano, un "auto suicidio", como
dijo en una ocasión el fallecido ex presidente Carlos Andrés Pérez. En lo personal, no renuncio a mi derecho a votar, que a la vez es un deber. Es ele quedo granito de arena que no quiero dejar de poner para tener un mejor país. Y claro que se puede empezar desde el municipio.

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