El diario plural del Zulia

2017 puede ser mejor, por Ramón Guillermo Aveledo

Todos queremos que el año nuevo sea mejor que el que concluye. No le va a costar mucho, piensan algunos, pero en realidad va a empezar con una situación muy comprometida. Si no hay cambios, las perspectivas son bastante deprimentes. Pero que haya cambio está, fundamentalmente, en nuestras manos.

Deseamos que el Gobierno entienda la economía. Que ya no puede gastar desordenadamente y que lo que viene haciendo y diciendo impide producir lo suficiente y nos hace depender más de importaciones que ya no podemos comprar. El empobrecimiento que esa falta de comprensión ha producido se extiende a toda la población venezolana.

Deseamos que el Gobierno reconozca la severísima crisis social que nos afecta. Ancha y profunda. Una crisis que se agrava por lo que está ocurriendo con servicios humanos estratégicos como la educación y la salud, y que tiene un factor corruptor tremendo en la violencia desenfrenada pasmosamente impune.

Deseamos que el Gobierno reconozca y respete la vigencia de la Constitución. No otra, esta misma que propusieron y de la cual se acuerdan mucho para invocarla en defensa propia, pero no para aplicarla y garantizar la convivencia ordenada, libre y justa del pueblo venezolano todo.

Deseamos que el Gobierno admita la realidad. La que es, no la que pinta su propaganda. La de millones de venezolanos que sufren los efectos de tanta equivocación tercamente sostenida. Que abandone la superstición ideológica que le cierra los ojos frente a todo lo anterior y le tapa los oídos ante el clamor popular.

Deseamos que los hombres y mujeres de la oposición, líderes y partidos, aglutinados en la Mesa de la Unidad Democrática, única política nacional alternativa existente, subordinen toda aspiración, todo plan individual, todo interés parcial, al compromiso central de lograr el cambio. Nada por encima de eso. Nada antes que eso.

Lo que pedimos al Gobierno es demasiado pedir y, por lo mismo, no parece factible. Así que hay que concentrarse en la esperanza que representa la Unidad. Es in-dis-pen-sa-ble que su conducción esté a la altura. Podemos y debemos exigirlo.

Y, como ciudadanos, prepararnos para un protagonismo mayor como agentes del cambio que vendrá. Si lo traemos. La ciudadanía no es deporte de espectadores. Hasta enero.

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