El diario plural del Zulia

Venezolano camina 8.000 kilómetros hasta Argentina para ver nacer a su hijo

Fabiola vive en Bella Vista y está embarazada de siete meses. Hace casi dos meses, su novio arrancó una travesía a pie desde Cúcuta, Colombia, hasta Buenos Aires. Quiere llegar a tiempo para el nacimiento de su hijo

Fabiola Navarro, de 24 años, resistió en Venezuela todo lo que pudo. Su familia completa había emigrado a Argentina pero había una razón por la que ella había decidido quedarse en el país: su novio.

Fue hace un año que sus padres y sus hermanos se fueron a Argentina pero ella decidió "resistir" en Venezuela junto a su novio Reinaldo Perger.

"Los dos teníamos trabajo pero las cosas empezaron a andar peor", cuenta. Fabiola ganaba cuatro dólares por mes y ya había tenido que abandonar la universidad:

"Estudiaba Relaciones Industriales. Iba a una universidad privada, porque la pública es imposible: los docentes no iban porque no les pagaban, porque habían matado a algún estudiante o porque la inseguridad es tan grave que se metían a robar en plena clase", contó la mujer a Infobae.

Pasaron los meses y no pudo aguantar la situación económica del país, pues entre ella y Perger sólo ganaban lo suficiente para comer puros vegetales, las carnes eran muy caras.

Navarro se despidió de su novio comenzando junio. "Vine en bus, sola. Comí galletas y pan durante todo el viaje". Tardó 10 días en llegar a Buenos Aires, la capital de Argentina. Poco tiempo después de llegar se enteró que estaba embarazada, debido a un malestar general que sentía.

Casi cinco meses después Reinaldo le dijo que iba a ir Argentina caminando.

En Cúcuta, en la frontera, pero ya del lado de Colombia, conoció a otros venezolanos que habían iniciado la misma odisea de emigrar a pie, pero con una diferencia sustancial: iban a Perú, la mitad del viaje de 8.000 kilómetros que pensaba hacer Reinaldo.

Su novio salió de Caracas hace casi dos meses, no tiene teléfono y es poco lo que Fabiola sabe de él:

"Me llamó a comienzos de diciembre. Pidió un teléfono prestado y me dijo que iba por la costa de Perú, que la gente lo ayuda con agua y comida. Que descansa en alguna plaza o duerme en la calle, donde lo agarre la noche. Dijo que había hecho dedo, que un camión lo había avanzado un poco, pero que se había tenido que bajar tan rápido que había dejado el bolso con su ropa. Ahora sí que no tiene nada", relató la joven.

Nunca habló de abandonar: su cálculo era que le faltaban dos días de caminata para llegar a Bolivia.

El viernes pasado, después de dos semanas de silencio, Reinaldo consiguió un teléfono prestado y volvió a escribir. Ya había entrado a Argentina: estaba en Salta. Fabiola tiene esperanza de que llegue a tiempo: ya está en el séptimo mes de embarazo y espera un varón que nacerá en un hospital público, en San Miguel.

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