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Temer se compromete a dialogar para entregar un Brasil reconciliado

El nuevo presidente de Brasil, Michel Temer, propuso este miércoles un diálogo con todos los sectores políticos en un esfuerzo para cumplir su compromiso de entregar el país "reconciliado, pacificado y en ritmo de crecimiento".

"Reitero mi compromiso de dialogar democráticamente con todos los sectores de la sociedad brasileña", afirmó el jefe de Estado al hacer un llamamiento a la unión en su primer pronunciamiento en red de radio y televisión para todo el país y pocas horas después de haber prestado juramento como nuevo presidente tras la destitución de Dilma Rousseff.

Pese a que no mencionó específicamente a ningún sector ni citó a su antecesora, Dilma Rousseff, destituida este miércoles por el Senado y que prometió "enérgica y feroz oposición", Temer afirmó que el momento de incertidumbre política finalmente fue superado y que llegó la hora de colocar los intereses nacionales por encima de los intereses partidarios.

En el pronunciamiento de cinco minutos, que grabó poco después de asumir y antes de viajar a China para participar en la Cumbre del G-20, agregó que su llamamiento al diálogo obedece a que su "único interés" como nuevo jefe de Estado y que encara como "un asunto de honor" es "entregarle" a su "sucesor un país reconciliado, pacificado y en ritmo de crecimiento".

Temer, el vicepresidente de Rousseff que venía ejerciendo como mandatario interino desde el 12 de mayo pasado, asumió definitivamente este miércoles el comando de un país que está dividido y que enfrenta su recesión más grave en varias décadas.

La economía brasileña sufrió una retracción del 3,8 % en 2015, su peor resultado en 25 años, y el PIB puede caer un 3,2 % en 2016, con lo que encadenará dos años consecutivos de crecimiento negativo por primera vez desde la década de 1930.

"Tengo conciencia de la responsabilidad. Recibimos el país hundido en una grave crisis económica con casi 12 millones de desempleados y un déficit público de más de 170.000 millones de reales (unos 51.515 millones de dólares)".

El nuevo jefe de Estado aseguró que sus prioridades son no solo garantizar la retomada del crecimiento y la seguridad jurídica sino también ampliar los programas sociales puestos en marcha en los últimos trece años por Gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) y "la pacificación del país".

"Pero nos confortamos con saber que lo peor ya pasó y que los indicadores de la economía señalizan el rescate de la confianza en el país".

Agregó que para impulsar el crecimiento Brasil tiene que atraer a los inversores, a los que tiene que garantizarles estabilidad política y seguridad jurídica.

"Nuestra misión es mostrarle a los empresarios y a los inversores en todo el mundo nuestra disposición a proporcionar buenos negocios que van a generar empleos en Brasil", señaló al referirse al plan de privatizaciones y concesiones que pretende anunciar en las próximas semanas en sectores como energía, transportes y comunicaciones.

En ese mismo sentido defendió una reforma a la actual legislación laboral de Brasil para facilitar las contrataciones y una reforma al sistema de pensiones, del que dijo que es insostenible a largo plazo.

Las dos propuestas han sido rechazadas por los sindicatos y han llevado a Rousseff a decir que Temer tan solo busca suprimir derechos.

"Para garantizar el pago de las jubilaciones tenemos que reformar el sistema de pensiones. Sin reforma, en pocos años el Gobierno no tendrá cómo pagarle a los jubilados".

Temer, confirmado en el cargo tras el juicio en que 61 senadores votaron a favor de la destitución de Rousseff y 20 en contra, calificó la decisión del Congreso como totalmente "democrática y transparente", y dijo que el actual momento es de "esperanza y de recuperación de la confianza en Brasil".

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