El diario plural del Zulia

Salvadoreños y toda Centroamérica celebran a San Romero [+Fotos]

En homenaje, el papa Francisco usó como vestimentas litúrgicas durante la ceremonia el cíngulo con sangre que llevaba en la cintura Romero el día de su asesinato en 1980

En la fachada de la Basílica de San Pedro colgaban desde hace tres días las imágenes de los rostros de los siete nueves Santos que han entrado esta mañana en la Iglesia. En el centro, se encontraban el papa Pablo VI y Óscar Arnulfo Romero, el obispo que defendió a los pobres y denunció ante el mundo miles de asesinatos de los “grupos de la muerte”, en El Salvador.

Romero nació el 15 de agosto de 1917, en Ciudad Barrios, San Miguel, del país salvadoreño. Desde pequeño fue conocido por su carácter tímido y reservado, su amor a lo sencillo y su interés por las comunicaciones.

Se convierte en sacerdote a los 25 años en Roma, el 4 de abril de 1942. En 1970 es nombrado obispo auxiliar de San Salvador, posteriormente en 1977 Pablo VI lo nombra arzobispo de la capital del país centroamericano.

Sus homilías se convirtieron en una cita obligatoria de todo el país cada domingo. Desde el púlpito iluminaba a la luz del evangelio los acontecimientos del país y ofrecía rayos de esperanza para cambiar esa estructura de terror.

A raíz de su actitud de denuncia, Romero comenzó a sufrir una campaña extremadamente agobiante contra su ministerio arzobispal, su opción pastoral y su personalidad misma. Cotidianamente eran publicados en los periódicos más importantes, editoriales, campos pagados, anónimos, donde se insultaba, calumniaba, y más seriamente se amenazaba la integridad del religioso.

El domingo 23 de marzo de 1980, monseñor Romero pronunció su última homilía, que fue considerada por algunos como su sentencia de muerte, dada la dureza de su denuncia.

En nombre de Dios y de este pueblo sufrido... les pido, les ruego, les ordeno en nombre de Dios, cese la represión, expresó Romero en esa homilía.

Este mártir terminó asesinado por un francotirador de ultraderecha, que le disparó el 24 de marzo de 1980, mientras levantaba el cáliz en plena eucaristía. Pablo VI lo proclamó beato en mayo de 2015.

Hoy durante la misa de canonización, el papa Francisco señaló:

Es hermoso que junto a él y a los demás santos y santas de hoy, se encuentre monseñor Romero, quien dejó la seguridad del mundo, incluso su propia incolumidad, para entregar su vida según el Evangelio, cercano a los pobres y a su gente, con el corazón magnetizado por Jesús y sus hermanos, añadió el pontífice motivando aplausos y ovaciones.

El papa Francisco proclamó también santos al papa Pablo VI, y a los religiosos Francisco Spinelli, Vicente Romano, María Catalina Kasper, Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús, y al laico Nuncio Sulprizio.

Monseñor Romero  se convierte en el primer santo de centroamérica, razón por la que cerca de 70 mil peregrinos de diversas partes de América Latina. Entre los honores rendidos al ahora santo, el pasado sábado el presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén y la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, inauguraron en la capital italiana una estatua de monseñor Óscar Romero.

Romero ahora es un hombre también de Roma, afirmó por su parte el presidente salvadoreño.

 

En el Salvador, los devotos se reunieron en diversas partes del país, en especial en las adyacencias de la catedral de San Salvador, como festejo de este acontecimiento. Las vigilias y los intensos momentos de oración estuvieron presentes ante esta canonización.

 

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