El diario plural del Zulia

Reformas del sistema de pensiones levantan protestas en Managua, Roma y Moscú,

En Nicaragua, van cerca de 300 muertos luego de más de 100 días de manifestaciones; en Rusia, Putin has perdido 14 puntos de popularidad y 2,5 millones de personas piden el abandono de la reforma y en Italia, la edad de jubilación de las mujeres se igualó a la de los hombres

Mientras en Francia la reforma de las pensiones de jubilación prometida por el presidente Emmanuel Macron para 2019 agita ya a los franceses, la situación en Nicaragua, Italia y Rusia muestra que este tema es potencialmente explosivo para cualquier gobierno.

Nicaragua: protestas mortales

Este país centroamericano, que figura entre los más pobres de Latinoamérica, es escenario de una ola de protestas contra el gobierno de Daniel Ortega que ha dejado en poco más de tres meses cerca de 300 muertos.

La chispa la encendió una reforma del sistema de pensiones que aumentaba las cuotas obreras y patronales y establecía una disminución del 5% de las pensiones para equilibrar las finanzas del sistema de jubilaciones, como recomendaba el FMI.

El proyecto, que fue anunciado el pasado 18 de abril, llenó las calles de manifestantes, principalmente estudiantes. Las protestas derivaron en una espiral de violencia.

Cuatro días después de haberla anunciado, y con un saldo de 25 muertos, el gobierno revocó la medida y accedió abrir un diálogo para discutir un nuevo proyecto.

Pero la ola de violencia se siguió propagando y se convirtió en un clamor general para exigir la renuncia de Ortega.

La oposición acusa a este exguerrillero de 72 años, en el poder desde 2007 y cuya esposa Rosario Murillo es la actual vicepresidenta, de instaurar una dictadura y pide anticipar a marzo próximo las elecciones presidenciales de 2021, en medio de una represión que ha dejado unos 300 muertos.

Rusia: la sorpresa del jefe

Nadie lo vio venir. El 14 de junio, cuando el presidente ruso Vladimir Putin asistía al partido de inauguración de la Copa del Mundo, su primer ministro Dmitri Medevdev anunció una reforma de las pensiones.

Este proyecto prevé aumentar la edad de jubilación, intacta desde 1932 y una de los más bajas del mundo, de 55 a 63 años para las mujeres y de 60 a 65 años para los hombres. La esperanza de vida es actualmente inferior a 70 años para las primeros y a 67 años para los segundos.

El presidente ruso, reelecto en marzo para un cuarto mandato, había prometido en 2005 que jamás tocaría este avance social heredado de la época soviética.

Pero el número de jubilados no cesa de aumentar desde hace una década, hasta alcanzar actualmente 25% de la población, y el país carece de mano de obra debido a una crisis demográfica de los años 1990. Una ecuación que conducía al sistema a la bancarrota.

La popularidad de Putin ha caído en 14 puntos y 2,5 millones de rusos exigieron en una petición que se abandone la reforma.

El proyecto de ley fue adoptado la semana pasada en primera lectura en el Parlamento, únicamente con los votos del partido presidencial Rusia unida.

Italia: caballo de batalla

La victoria de los partidos populistas en las elecciones legislativas de marzo no dependió solo del rechazo a la inmigración. El otro caballo de batalla del Movimiento 5 estrellas y de la Liga era la abrogación de la reforma de las pensiones de jubilación de 2011.

Bajo la presión de los mercados financieros, el gobierno de Mario Monti había adoptado entonces un plan de austeridad que incluía un aumento de la edad de jubilación de las mujeres, de 60 a 66 años, para alinearse con la de los hombres.

La reforma alargó también el período de cotización de un año para recibir una pensión completa y extendió a todos los empleados su cálculo sobre el momento de la jubilación a toda la carrera y no solo a los últimos años.

La improbable coalición constituida en mayo prevé bajar la edad de jubilación con un sistema original: una persona podrá jubilarse si la suma de su edad y sus años de cotizaciones alcanza 100.

Según el director de la seguridad social italiana, el costo de esta medida será de entre 18.000 y 20.000 millones de euros. Lo irónico de este caso es que, según este último, se necesitará a inmigrantes para financiar esta reforma.

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