El diario plural del Zulia

Pablo Escobar, el ídolo que asesinó a más de 15.000 personas

El culto al desaparecido líder del Cartel de Medellín se mantiene a 25 años de su muerte. Especialistas detallan las causas.

A 25 años de su muerte, la figura de Pablo Escobar Gaviria muestra lo frágil que es nuestra sociedad y su natal Medellín es el epicentro de una idolatría sin sentido que se expande por las principales capitales latinoamericanas.

En las calles del departamento de Antioquia, en taxis, interior de hogares y locales comerciales, se observan estampillas con su nombre o su alias. “Este es mi ‘Patrón’, escribe en su cuenta de Instagram una zuliana con una franela con el rostro del capo. La tiene porque en su entorno es un ídolo.  Ella ignora el alcance de sus miserias.

“La gente lo admira porque posee rasgos que ellos tienen o que quisieran tener”, expresa Gabriela Rivas, psicóloga quien destaca como la narcocultura trasciende cualquier límite.

Se olvida el dolor ajeno. Se borra la historia de quienes lograron sobrevivir y de quienes aceptaron o sobrellevan el hecho de ver morir a alguien querido en manos de un hombre sin escrúpulos, que mató u ordenó asesinar a niños, padres, ancianos, maestros, futbolistas, árbitros, políticos, policías y militares para imponer el miedo.

En Colombia, entre 1989 y 1993, el sangriento brazo de Escobar y su cartel dejó un saldo de más de 15.000 personas asesinadas, según la Policía Nacional y el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, en una escalada  que sumó 1.414 actos terroristas adjudicados al Cartel de Medellín.

Hay que evaluarnos como sociedad para entender qué patrón y qué valores se están tomando en cuenta como para idolatrar a un narcotraficante o lo que él significó por ser una persona de poder, no solo económico, sino como figura de autoridad. La gente se puede ver reflejada en ellos. Tiene que ver con la sociedad en la que nos convertimos y los valores que estamos imitando, añade Rivas.

Existen teorías de psicología que hablan sobre la proximidad y la similitud de las características, es decir, las personas se sienten cercanas y tienden a buscar a aquellas otras que tienen características o valores similares.

Quienes llevan vestimenta alusiva a él o quienes comparten frases del “Patrón”, se olvidan del terror que vivió una nación y desconocen el testimonio de las víctimas que tratan de resumir el dolor vivido durante ese conflicto. Cientos de miles de almas rotas por el ruido de la metralla, granadas y bombas.

“Ya no se trata de las muertes, ni de la violencia sino de lo más aterrador que se vive en estos momentos, el hecho de que normalicen lo siniestro”, agrega la socióloga Patricia Montebello, quien sostiene que Pablo Escobar gozaba de la fama popular y contaba con apoyo de mucha gente antes de que se hiciera viral la serie Pablo Escobar, el patrón del mal, estrenada el 28 de mayo de 2012, o la serie original de netflix Narcos, en 2017, pero asegura que, ahora, por medio de esas plataformas, el fenómeno de veneración se ha logrado imponer en las nuevas generaciones.

Para muchos, la serie reflejaría el ascenso y la caída de Escobar, su vida y los horrores que cometió en ella pero, en realidad, han sido duramente criticadas por las víctimas del narcotraficante, según reseña El País en el artículo No hay nada ‘cool’ en Pablo Escobar.

Las narconovelas realzan su tipo de personaje como un héroe y lo dulcifican ante una realidad mucho más dramática. “Existe mucha gente que se identifica con ellos y se acerca sentimentalmente, logrando que los vean como héroes cuando en realidad son unos criminales”, argumenta el sociólogo, Ender Arenas.

Para Arenas, en Venezuela, por ejemplo, existen personas que crecieron en familias fragmentadas, donde siempre faltó la madre o el padre, y muchas otras que nacieron en pobreza extrema y se mantienen en la misma situación.

Las personas desvalidas ven lo que pueden lograr incursionando en el asesinato o en el narcotráfico y se guían por los medios que, en vez de tener una actitud más crítica sobre el tema, por rating, asumieron el papel terrible de mostrar a esos personajes como unos ídolos, explica.

Repudio familiar

La ignorancia colectiva es brutal. La mayor muestra es el testimonio de María Victoria Henao, que tras la muerte del capo del Cartel del Medellín tuvo que huir de Colombia y cambiar su nombre a María Isabel Santos Caballero. Ella acaba de publicar un nuevo libro su historia, Mi vida y mi cárcel con Pablo Escobar.

La viuda de Pablo Escobar, reveló que el capo colombiano de la droga abusó sexualmente de ella y la incitó a abortar, sin su consentimiento, cuando apenas tenía 14 años. Escobar conoció a Henao, la hermana de uno de sus mejores amigos, cuando esta tenía 13 años. Dos años más tarde, se casaron. El hombre que aterrorizó a Colombia era 11 años mayor que su esposa.

Hoy su hijo, conocido como Sebastián Marroquín, publicó un sentido video con imágenes de su padre y con una postura alejada de cualquier posible homenaje: por el contrario, condenó las actividades del capo narco y pidió recordar a las víctimas de la violencia.

Si el mundo se niega a olvidarlo, es primero a sus víctimas a quienes no debemos olvidar, tituló el colombiano, que reside en Argentina desde hace décadas, según Infobae.

Las imágenes, compuestas como si se tratase del tráiler de una película, muestra imágenes de la vida del ex jefe del Cártel de Medellín, desde su niñez hasta su apogeo como líder criminal y uno de los hombres más buscados del mundo.

"In Memoriam de todas las familias que aún sufren un inconmensurable dolor", anotó Marroquín, destacando que el perdón que pueden haber realizado algunos deudos no implica olvidar lo que pasó. “Gracias por mostrarnos el camino que no hay que recorrer”, aseveró.

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