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Ortega mantiene silencio mientras conflicto llega a capital de Nicaragua

Se espera la respuesta de Daniel Ortega con respecto al dialogo. Se contabilizan 139 muertos hasta la fecha debido a grupos de choque oficialistas

El caos en Nicaragua alcanzó hoy la capital con bloqueo de calles, tiroteos y detonaciones de morteros,  mientras el presidente Daniel Ortega se mantiene en silencio sobre una salida negociada a la crisis propuesta por obispos.

El gobierno lanzó una ofensiva entre el domingo y la madrugada del lunes para levantar los bloqueos de vías, llamados "tranques", con ataques de grupos de civiles armados junto a policías antimotines, denunciaron manifestantes.

La capital estaba semiparalizada por falta de transporte y el temor de ciudadanos a quedar atrapados en el fuego cruzado en los tranques.

"El objetivo es tener control de la vía panamericana y dejar en esos lugares de forma indefinida a gente del gobierno para que no se vuelvan a levantar los bloqueos" opositores, dijo una dirigente de los manifestantes, que no se identificó.

Los ataques a manifestantes atrincherados en Sébaco, 90 kilómetros al norte de Managua, dejaron el domingo un muerto y daños en la unidad de policía, según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) y la policía.

Las protestas contra el gobierno estallaron el 18 de abril contra una fallida reforma al sistema de pensiones, y se extendió a otros sectores tras la represión, que ha dejado 139 muertos y más de 1.000 heridos, según Cenidh.

En Las Maderas, a la altura del kilómetro 52 de la vía Panamericana Norte, también se demanteló la barricada y la vía se encontraba despejada, constató un equipo de AFP.

"Estamos aterrorizados, después que quitaron el tranque saquearon las pulperías (ventas) y hasta un cerdo se llevaron. Estamos en zozobra, no sabemos en qué momento nos van a volver a atacar", dijo a la AFP una vecina que pidió anonimato.

Rutas bloqueadas

El bloqueo de casi 70% de las vías busca proteger a las ciudades de ataques de grupos paramilitares y presionar al gobierno para que acepte negociar una agenda para democratizar al país, según dirigentes del movimiento opositor.

Unos 6.000 furgones de carga de países de Centroamérica que están en tránsito por Nicaragua quedaron atrapados con mercadería en las carreteras del país, lo que genera pérdidas económicas, según dirigentes de transporte de la región.

La operación contra los bloqueos comenzó la madrugada del lunes en la capital, donde pobladores colocaron barricadas de adoquines, para protegerse de paramilitares que se desplazan en camionetas para disparar por las noches a todo lo que se mueve.

"¡No disparen, aquí hay niños!", "quieren quitar las barricadas a punta de balas", denunciaron en un video pobladores del barrio Maria Auxiliadora, uno de los siete lugares de la capital asediado por antimotines.

Los atacantes entraron corriendo, disparando y botando las barricadas en las calles de barrios de la periferia oriental de Managua, obligando a los habitantes a protegerse en sus casas, según videos enviados a medios de comunicación y redes sociales.

"Los chavalos que estaban en las barricadas solo andaban con piedras y huleras (hondas)", dijeron los habitantes.

Lenguaje de represión

El obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, llamó a la población de Las Maderas y otros barrios de Managua a "que se resguarden en sus casas y no salgan a la calle. Es muy peligroso por la presencia de los grupos de choque. No arriesguen la vida inútilmente".

Entre jueves y domingo se reportaron cuatro muertos en Managua, Masaya, Sébaco y Jinotega, durante ataques de los irregulares y fuerzas antimotines a posiciones de pobladores atrincherados, según organismos de derechos humanos.

Las acciones represivas han continuado con igual o más intensidad luego de un encuentro el jueves entre la jerarquía católica y Ortega, a quien le plantearon una agenda para anticipar las elecciones y reformas la Constitución y ley Electoral.

El mandatario pidió 48 horas para reflexionar y dar una respuesta a los obispos, pero hasta el lunes no se había pronunciado.

Según el obispo Báez, en la cita con Ortega le expresó que: "usando solo el lenguaje de la represión en Nicaragua, se aleja cada vez más de la realidad, agrava la crisis política, el dolor del pueblo, y se esfuerza en destruir el Diálogo Nacional".

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