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ONU condena violencia en Birmania tras dejar 30 muertos

La relatora especial de la ONU para los derechos humanos en Birmania (Myanmar), Yanghee Lee, condenó este miércoles la violencia en el estado occidental de Rakáin, donde han muerto 30 personas desde que grupos armados atacaron tres puestos fronterizos el pasado domingo.

"Rezo porque no haya más violencia y se restablezca la calma", escribió la relatora surcoreana en su cuenta de Twitter. Lee condenó con los violentos ataques y las muertes en Maungtaw y expresó sus condolencias a las familias de las víctimas.

El distrito de Maungtaw es donde se han registrado los actos más sangrientos y donde se encuentran los tres controles en la frontera con Bangladesh que fueron atacados el domingo 9 de octubre, con el resultado de nueve policías y ocho asaltantes muertos.

Al día siguiente murieron siete personas de un barrio rohinyá de ese distrito durante un registro de los militares casa por casa en busca de los autores del asalto. Los siete muertos "encontrados por la patrulla" iban armados con espadas y palos, según el diario The Global New Light of Myanmar.

El martes, unos 300 hombres que portaban pistolas, cuchillos y espadas atacaron a una patrulla militar en Maungtaw, acción en la que perdieron la vida cuatro soldados y uno de los agresores.

Las autoridades han detenido a seis personas, dos el lunes y cuatro el martes, en relación con los ataques a los controles fronterizos del domingo. El Gobierno se refirió a los agresores como "terroristas", pero no confirmó si pertenecen a la comunidad musulmana rohinyá o a algún grupo insurgente.

Algunos medios locales han atribuido el ataque del domingo a la Organización para la Solidaridad Rohingya (RSO), grupo armado que fue activo en la frontera con Bangladesh en las dos últimas décadas del siglo pasado.

Más de un millón de rohinyá viven en Rakáin, una minoría que reside en Birmania desde hace siglos, pero cuyos miembros no son reconocidos como ciudadanos birmanos sino como inmigrantes bengalíes. Unos 120.000 rohinyá están confinados en 67 campos en ese estado y sufren todo tipo de restricciones desde el brote de violencia sectaria en 2012 que causó al menos 160 muertos, la mayoría miembros de esta comunidad.

El de los rohinyá es un asunto sensible en la política birmana, condicionada por grupos radicales budistas que llevaron al anterior Ejecutivo a adoptar múltiples medidas discriminatorias contra este colectivo, incluida la privación de movimientos.

El Gobierno birmano, liderado por la nobel de la paz Aung San Suu Kyi, creó en agosto una comisión encabezada por el exsecretario general de la ONU, Kofi Annan, que elaborará un informe con recomendaciones para solucionar el conflicto sectario.

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