Migrantes venezolanos usan su talento artístico para sobrevivir en el exterior

María José faldea su pollera tricolor en una plaza del continente europeo, mientras Alejandro, al son de “Caballo Viejo”, deleita a transeúntes colombianos con las armonías que nacen de su flauta. Así es la vida de estos dos migrantes venezolanos, quienes usan su talento para exaltar sus raíces y sobrevivir económicamente en otras tierras. Ellos son un minúsculo porcentaje de ese caudal artístico que hoy se expande por otras latitudes.

Alejandro Lugo partió de Aragua hace un año y medio con las ganas de forjar un mejor futuro. “Congeló” su primer semestre de ingeniera informática en la Universidad Tecnológica José Brito Figueroa y sacrificó su zona de confort para trasladarse a Barranquilla, pero en ese lugar no logró adaptarse.

El flautista, ante las necesidades que vivía en la bullosa ciudad, decidió a avanzar a Cartagena, “un lugar distinto”, donde comenzó, como cualquier migrante venezolano a vender café y a adquirir “sensaciones nuevas”, refiere.

No estaba acostumbrado a estar en un sitio diferente que no fuera Venezuela. Llegué indocumentado, tenía problemas con Migración y debía estar escondiéndome”, explica el joven de 23 años.

Si bien, en Venezuela, Lugo estudiaba una carrera tecnológica no esperaba que la música fuera la salvación a su proceso de migración. Durante más de ocho años perteneció al Sistema de Orquestas Juveniles de la Victoria, estado Aragua, formación que le ha permitido enaltecer sus raíces en las calles de Colombia por medio del instrumento de viento. Además de generar ingresos que le permiten seguir adelante.

Estaba solo en Colombia, mi papá (José) se vino con mi esposa y trajo la flauta. Se nos ocurrió armar un dúo. Comenzamos a tocar 'El Diablo Suelto', 'Caballo Viejo', 'Alma Llanera' y otra variedad de música que añadimos”, manifiesta el flautista.

Unión familiar

Alejandro y José Lugo, quienes representan los 1,8 millones de venezolanos radicados en el país cafetero según estipula Migración Colombia en el balance del primer trimestre de 2019, unieron sus fuerzas y a diario tocan flauta traversa y cuatro en las calles de Cartagena.

El joven instrumentista asegura que este oficio le ha permitido recibir mensajes bonitos y el reconocimiento que en Venezuela no encontraron.

Que la gente disfrute de la música y del talento venezolano es una de las razones por la que tocamos con la gorrita tricolor, queremos que vean nuestra nacionalidad. Ya no somos los únicos, hay cantidad de músicos en las calles. (…) Mucha gente ha conocido de la cultura venezolana gracias a esto”, añadió el aragüeño.

En tierras neogranadinas, padre e hijo han tenido la oportunidad de mezclarse con el talento de otros coterráneos, con profesionales de la actuación y músicos destacados; entre ellos con el actor Juan Alfonso Baptista Díaz, conocido como "El Gato" y Jorge Glem de la agrupación C4trió. Con este último tuvieron la oportunidad de tocar “El Diablo Suelto”.

Los venezolanos aseguran que sobrevive gracias al dinero que reciben por “tocar” en la calle.

Hay días malos y otros buenos, pero para nosotros todos son buenos porque estamos vivos y damos gracias a Dios por eso”, resalta Alejandro Lugo.

Sueños robados

El flautista manifiesta que todos los días se levanta y agradece a Dios que está al lado de su familia, por ser lo único seguro que posee.

Tocar en la calle no era suficiente. Así que empezamos a presentarnos en uno que otro local, reuníamos el dinero que lográbamos conseguir con la finalidad de establecer una frutería”, detalló.

La venta de frutas fue un sueño robado. Pese a que la familia trabajaba mañana, tarde y noche para reunir el capital, unos delincuentes robaron sus ahorros.

Pese a esto, Alejandro y su familia no pierden las ganas de progresar, y junto a unos amigos crearon una carpintería en el casco histórico de Cartagena.

Folklore en Europa

Al menos 8.037 kilómetros separan a Alejandro de María José Godás, una joven licenciada en  educación, mención arte, que migró en febrero de este año a España, cargada con una “maleta con mil sueños” y ganas de comerse el mundo.

Es difícil para un venezolano salir de su patria y adaptarse en otro país, a otra cultura. Aquí en España he tenido un gran aprendizaje, que me ha hecho  valorar lo que fue salir de mi país de manera involuntaria. Para nadie es un secreto lo que está sucediendo con un gobierno que abandonó al pueblo”, resalta la joven de 27 años de edad.

La guanareña, que está residenciada en Donostia, San Sebastián, recuerda que dedicaba sus días en Venezuela a atender el área administrativa de una empresa, y a su vez laboraba como profesora de danza en academias públicas y privadas

Actualmente, @pochigodas como es conocida por la diáspora venezolana en su cuenta Instagram, atiende a un niño de edad materna, de lunes a  viernes, labor para la que no se preparó en su país, “pero el trabajo lo hago con dedicación y responsabilidad, esta es una “labor digna”.

Pero Godás no solo trabaja de niñera. Los fines de semana, por medio de un permiso que le otorgó la autoridad de la región, baila en lugares públicos. 

Mi día es muy dinámico. A parte de atender al menor, debo ir a las instituciones gubernamentales para resolver la perisología que me permite actuar los fines de semana en espacios públicos o eventos privados”, detalló la joven

Godás, quien en algún momento logró presentarse en programas de televisión en Venezuela, hoy deleita a los españoles con el movimiento de su falda y con el variado género musical y dancístico del folklore venezolano.

Estoy dando a conocer mi talento y llevo en mí un pedacito de la cultura venezolana. Espero que los españoles sepan valorar lo que hacemos con tanta pasión y se puedan abrir las puertas para los intercambios culturales entre estos dos países”.

La venezolana, además de usar la danza y la música para entretener a los españoles y  turistas de distintos continentes, obtiene las propinas que le permiten seguir su día a día, así como costear los gastos de las presentaciones, puesto que recrea con flores e impresiones los espacios donde baila.

Me encanta demostrar mi talento artístico y aún en la distancia llegar a los corazones  de los venezolanos que se encuentran, al igual que yo, en un país diferente y lejos de sus seres amados. Me gusta hacerlos sentir como en nuestra tierra. Es gratificante, me llena de fortaleza y esperanzas saber que aunque los inicios no son tan suaves, llegará la recompensa de todo sacrificio”, detalló Godás.

Preservación de la cultura

María José y Alejandro, pese a la distancia y las diversas circunstancias que viven, comparten una misma idea: La importancia de la riqueza cultural venezolana y las razones para preservarla.

Lo más importante es la diversidad, es multiétnica; tiene componentes africanos, europeos, indígenas. Es muy vistosa, alegre  y amplia; abarca la danza, música, teatro, pintura, literatura, entre otros. La cultura no sólo concierne a aquellos involucrados  directamente con el arte sino a todos”, aseguró la profesional de la danza.

Para Lugo, la variedad de talento venezolano en el exterior no es solo una atracción. “Si todos ponen sus oídos y vista a nosotros  es para pensar en Venezuela. A pesar de que uno está fuera de su tierra, siempre la lleva en su corazón y uno nunca olvida sus raíces y su valiosa tradición”.

Godás, por su parte, argumenta que la mejor formar de preservar la cultura venezolana es valorarla y propagarla ampliamente “para que sea de conocimiento general tanto en Venezuela como en el ámbito internacional”.

Lo que hoy estoy haciendo aquí en España, bailar públicamente o en fiestas privadas, “con eso estoy divulgando una pequeña  parte de nuestra cultura, estoy representando a Venezuela”.

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