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"Las Manuelas", la misión que puso en el mapa la discapacidad en Ecuador

Según la decribe María Amelia Espinosa, subsecretaria de la misión "se procura articular intervenciones del Estado a fin de mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad y de sus núcleos familiares"

Una bandera blanca sujeta a un palo de madera sobre un humilde inmueble de dos plantas del barrio "La Independencia", al sur de Quito, indica a una patrulla especializada que en la vivienda reside una persona con discapacidad.

Se trata de una brigada de la misión "Las Manuelas", integrada por médicos de familia o especialistas en diferentes campos de discapacidad, técnicos en inclusión y miembros de las Fuerzas Armadas, todo un equipo que poco a poco comienza a sacar del vehículo en el que se desplaza pañales, un andador de pequeñas dimensiones y una silla inodoro portátil.

La beneficiaria es Angélica, una pequeña que a los 4 años de edad no anda, ni habla y tampoco controla sus esfínteres.

Pero sí logra comunicar entre balbuceos la emoción que le provoca poder caminar por primera vez gracias al taca-taca ortopédico y logra arrancar la sonrisa de su madre, Janet Enelema, que no sabe cómo agradecer la asistencia recibida a los facultativos.

De 32 años y madre de otros dos hijos, con los que vive en un pequeño cuarto de unos 20 metros apenas separados por una pared que divide una única cama de una salita, Enelema explica que durante el embarazo sufrió preclampsia.

La niña nació con hidrocefalia, lo que le provocó discapacidad intelectual, además de convulsiones por epilepsia y dermatitis atópica.

De acuerdo a un carné emitido por el Ministerio de Salud Pública, su grado es muy grave y valorado en un 83 por ciento.

"Me siento muy agradecida porque yo nunca pensé que me iban a ayudar y llegar a mi casa", explica a Efe la progenitora antes de insistir en que la niña requiere de muchos medicamentos, constantes visitas al hospital y numerosos gastos.

La ayuda que recibe es la primera tras conocerse su caso, pero la misión elabora con ella un informe social para poder proporcionarle asistencia integral y no solo satisfacer sus necesidades básicas.

"La misión procura articular intervenciones del Estado a fin de mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad y de sus núcleos familiares", refiere María Amelia Espinosa, subsecretaria de la misión "Las Manuelas", que forma parte de la Secretaría Técnica Plan Toda una Vida.

La misión ha recobrado renovadas fuerzas desde noviembre por el impulso del presidente de Ecuador, Lenín Moreno, parapléjico desde 1998, y que fue su precursor en 2009 cuando era vicepresidente.

El martes presentó la labor de "Las Manuelas" en la Cumbre Global sobre Discapacidad en Londres ante más de 700 delegados.

El objetivo es llegar a unas 430.000 personas en todo el país en tres años, algunas ya identificadas y otras sin carné de discapacidad.

Los casos son puestos bajo conocimiento de la misión a través de diferentes vías, como derivaciones ambulatorias, de los propios afectados, familiares, vecinos o instituciones.

El caso de Angélica, conocido en el centro de salud barrial, condujo al de Miguel Ángel Naranjo de 53 años y padre de dos hijos.

Hace once sufrió un accidente al precipitarse de un segundo piso y en el traslado a un hospital volvió a caer y sufrió una lesión medular y la amputación de sus extremidades inferiores.

Desde entonces está postrado en su cama, donde recibe al equipo técnico con una sonda por una reciente infección urinaria.

"Siempre he sido la cabeza del hogar, pero le tocó a ella asumir", señala apuntando a su mujer, su única cuidadora y quien ha recibido talleres de capacitación para poder afrontar la situación.

La familia cuenta con un bono social mensual de 240 dólares, que le permite al menos salir adelante, mientras la asistencia sanitaria y medicamentos que recibe son gratuitos.

"Por lo menos nos sirve para los estudios de mis hijos, en la alimentación e insumos", apostilla.

Junto a él, integrantes de "Las Manuelas" enseñan una silla de ruedas nueva y le recuerdan que los beneficios no son transferibles.

El único acceso a la vivienda es una estrecha escalera suspendida en el aire, sin barandilla y donde descansan unos perros, por lo que Naranjo aprovecha la ocasión para pedir a las autoridades la accesibilidad que le han prometido.

La misión cuenta con un presupuesto de 22 millones de dólares, ha localizado a 53.000 discapacitados en 20 provincias, y espera llegar a 70.000 hogares a finales de año.

Aunque los brigadistas reconocen que aún hay mucho camino por recorrer, su labor ha logrado visibilizar la discapacidad en Ecuador, una experiencia que ahora se presenta como ejemplo emblemático al mundo.

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