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El nigeriano Muhammad-Bande, nuevo presidente de la Asamblea General de ONU

Desde 2016 es embajador nigeriano ante la ONU, donde ya fue vicepresidente de la Asamblea General y presidente del comité especial de Operaciones de Mantenimiento de la Paz

El diplomático nigeriano Tijjani Muhammad-Bande fue elegido este martes como nuevo presidente de la Asamblea General de la ONU, un cargo en el que reemplazará a la ecuatoriana María Fernanda Espinosa, la primera latinoamericana en dirigir este órgano.

Muhammad-Bande, hasta ahora representante permanente de su país ante Naciones Unidas, ocupará el puesto durante un año a partir del próximo septiembre.

La Asamblea General aprobó su nombramiento por aclamación, puesto que llegaba como único candidato, después de que los países africanos -a quienes por rotación geográfica les correspondía el asiento- le diesen previamente su respaldo unánime.

La práctica es la tradicional, aunque se ha roto en ocasiones, por ejemplo el pasado año, cuando el grupo de Latinoamérica y el Caribe no tuvo acuerdo y Espinosa derrotó en una votación a la hondureña Mary Elizabeth Flores.

Nacido en 1957, Muhammad-Bande es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Ahmadu Bello de Nigeria y cuenta con una maestría por la Universidad de Boston (EE.UU.) y un doctorado en la de Toronto (Canadá).

Tras iniciar su carrera profesional en el mundo universitario, fue director general del Centro Africano de Formación e Investigación Administrativas para el Desarrollo (CAFRAD) en Tánger y director general del Instituto Nacional de Política y Estudios Estratégicos de Nigeria.

Desde 2016 es embajador nigeriano ante la ONU, donde ya fue vicepresidente de la Asamblea General y presidente del comité especial de Operaciones de Mantenimiento de la Paz.

Durante su campaña, Muhammad-Bande fijó como ejes de su agenda la promoción de la paz y la seguridad, fortalecer la lucha contra el cambio climático, promover los derechos de los jóvenes y las mujeres e impulsar alianzas para avanzar en la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Este martes, en sus primeras palabras tras ser elegido, el diplomático aseguró que el problema del clima será su prioridad número uno.

Muhammad-Bande presidirá la Asamblea General durante los preparativos para la conmemoración en el otoño del próximo año del 75 aniversario de la ONU, una fecha que confió sirva para "reducir la falta de confianza entre las naciones".

"Todos compartimos las mismas aspiraciones y no tenemos otra opción que trabajar juntos", recalcó en su discurso ante los representantes de los 193 Estados miembros.

Espinosa, que intervino para felicitar a Muhammad-Bande por su elección, destacó que la amplia experiencia del diplomático nigeriano le ayudará a dirigir un periodo de sesiones de la Asamblea que debe marcar un antes y un después.

"Su presidencia, señor embajador, llega en un momento crucial para Naciones Unidas y para el multilateralismo. Yo confío en que bajo su liderazgo lograremos progresos tangibles para avanzar en la implementación de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, en el mantenimiento de la paz y la prevención de conflictos y en la promoción de derechos humanos y el empoderamiento de mujeres y niñas", señaló.

El secretario general de la ONU, António Guterres, también dio la enhorabuena a Muhammad-Bande y recordó que va a tener que lidiar con una agenda muy completa, que se iniciará en septiembre con varias cumbres internacionales en el espacio de apenas unos días.

La presidencia de la Asamblea General es fundamentalmente un cargo simbólico, pero en los últimos años varios de sus ocupantes han elevado el perfil del puesto, con iniciativas y campañas propias.

Los últimos presidentes también han hecho especial hincapié en la transparencia en su gestión, después del escándalo de corrupción en torno al que fuera presidente de la Asamblea entre 2013 y 2014, John Ashe.

Ashe, de Antigua y Barbuda, fue detenido en octubre de 2015 acusado de haberse embolsado más de un millón de dólares durante su tiempo al frente de la Asamblea a cambio de influir a favor de empresarios chinos.

El diplomático murió en 2016 en un accidente mientras levantaba pesas en un banco de ejercicios, cuando aún estaba en libertad bajo fianza a la espera de que se completase el proceso judicial en su contra.

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