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Bolsonaro denuncia terrorismo en ola de ataques a población del nordeste de Brasil

En los últimos diez días, integrantes de grupos de narcotraficantes atacaron bancos, autobuses e incluso comisarías, sembrando el temor entre la población de uno de los estados más violentos del país, donde viven nueve millones de personas

La ola de ataques que se extendió por el violento estado de Ceará (nordeste) sumó este sábado su undécimo día ante una población asustada por estos actos vandálicos que el presidente brasileño Jair Bolsonaro calificó de "terrorismo" y que el despliegue de la Fuerza Nacional no consiguió frenar.

"Sus actos, como incendiar o hacer explotar bienes públicos o privados, deben ser tipificados como TERRORISMO", tuiteó en la mañana el mandatario ultraderechista.

Desde el inicio de los disturbios el pasado 2 de enero, las autoridades locales contabilizaron más de 200 ataques en 43 ciudades de Ceará, un estado pobre del semiárido nordeste, y la policía detuvo a más de 330 personas.

Esta ola de violencia se desató después de que el nuevo responsable de la Administración Penitenciaria anunciara el endurecimiento de las condiciones de detención para impedir que las bandas criminales dirijan sus operaciones desde las cárceles.

En los últimos diez días, integrantes de grupos de narcotraficantes atacaron bancos, autobuses e incluso comisarías, sembrando el temor entre la población de uno de los estados más violentos del país, donde viven nueve millones de personas.

Los ataques -que arrancaron en la capital, Fortaleza, y se extendieron después hacia el interior- afectaron a la circulación de autobuses, la recogida de basuras o al funcionamiento de los comercios.

"La inseguridad es total porque todo está muy complicado. Estamos a merced de los bandidos", contó a la AFP Juliana Monteiro, una cajera de 31 años que trabaja en Fortaleza y lleva días sin saber cómo podrá regresar a casa tras su jornada.

En la madrugada del sábado, los asaltantes derribaron un gran poste eléctrico en Maracanaú, en las afueras de Fortaleza, donde algunos barrios quedaron sin electricidad durante horas. También explotó una bomba a las puertas de un concesionario de vehículos.

La llegada de 300 efectivos de la Fuerza Nacional hace una semana disminuyó la intensidad de los ataques, pero no consiguió erradicarlos, por lo que un nuevo contingente de 200 agentes fue enviado el martes.

Aunque es posible ver a los efectivos de este cuerpo especial patrullando por las calles de Fortaleza, los actos vandálicos continuaron, afectando también al turismo de esta región costera de playas paradisíacas y muy frecuentadas en el verano austral.

"No tenemos en quién confiar, ni ninguna garantía de seguridad. Por eso, está muy difícil salir a la calle", valoró Daila de Queiroz, una vendedora de 23 años.

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