Al menos 30 muertos por ataque de grupo rebelde en República Centroafricana
El grupo rebelde "Unión por la Paz" (UPC, en sus siglas en francés) ha tomado el control de Bambari, localidad declarada "segura" por la Misión de la ONU en la República Centroafricana (Minusca), sin que los cascos azules hayan podido impedirlo.
"Estamos arrinconados y amenazados por los rebeldes que han invadido todo el pueblo. Han saqueado las tiendas, incendiado casas y ocupado el edificio de la policía y una estación de radio", afirmó un vecino de Bambari.
Tal testigo explicó que los cascos azules no pudieron evitar el ataque, permitiendo que los rebeldes tomen el control de la localidad.
Según el comisariado del presidente del Parlamento centroafricano, Sanislas Dangabo, la cifra de muertos aún no está completa, pero hay 30 fallecidos, de los cuales 3 agentes de la Policía.
"Los edificios públicos de la localidad de Bambari, entre ellos la comisaría, han sido atacados provocando un muerto y un herido entre los policías en el momento del asalto", confirmó en un comunicado el portavoz del Gobierno, Maxim Kazagui.
"La situación de seguridad en Bambari es hasta ahora apocalíptica, puesto que el centro de la ciudad está completamente controlado por mercenarios del UPC que quieren controlar el territorio", acotó, por su parte, el expresidente del Parlamento centroafricano y diputado de Bambari, Alexandre Ferdinand Nguendet.
El expresidente del Parlamento habla de "una veintena de muertos entre la población civil y centenares de personas que han huido de la catástrofe a campos de desplazados".
Médicos Sin Fronteras (MSF) indicó ayer que más de 300 personas buscaron refugio en el hospital de Bambari, después de un nuevo episodio de violencia intercomunitaria y fuentes locales dijeron que todo se ha originado por el asesinato de tres rebeldes del UPC el pasado martes por hombres armados aún sin identificar.
La ciudad de Bambari fue declarada "ciudad sin armas" por la Minusca en febrero de 2017, considerando que era un lugar seguro para aquellos que huían de la violencia en otras partes del país, que a su vez vive un complicado proceso de transición desde que en 2013 los exrrebeldes Séléka derrocaran al presidente François Bozizé, desatando una ola de violencia sectaria entre musulmanes y cristianos que ha causado miles de muertos y ha obligado a cerca de un millón de personas a abandonar sus hogares.
