El diario plural del Zulia

Normas morales para el desarrollo

Diferenciar el bien del mal de acuerdo con unos principios morales justos, es una acción que denota ética ante los distintos escenarios de la vida

Hay valores que son auténticas matrioshkas, estas muñecas de origen ruso que guardan dentro de sí una pieza igual, pero más pequeña, como un símbolo autóctono de maternidad.

“Conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida” y “Parte de la filosofía que trata del bien y del fundamento de sus valores” son las acepciones cuatro y cinco del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española para definir el significado de la ética, valor que engloba en sí el hecho de saber diferenciar el bien del mal de acuerdo con unos principios morales justos.

Moralidad, justicia, responsabilidad, honestidad y verdad son algunos de los tantos valores que componen esos principios acuñados dentro de la matrioshka que es la ética.

Dentro de las singularidades de este atributo, está la de que más que un conjunto de fundamentos honorables, la ética es una actitud comportamental que se sustenta del principio de la corriente psicológica del conductismo de “aprendemos y nos forjamos del medio ambiente que nos rodea”.

Este valor se forja en las personas a partir de la interacción con otras y de ciertas situaciones en ambientes determinados, como el académico; es de aprendizaje y práctica social, pero para que un individuo la acoja, deben estar presentes en él distintas condiciones. Lo mejor sería que todos los seres pudieran adecuarse para la ética.

Un Nobel para la ética

Amartya Sen es un lósofo y economista bengalí que en 1998 ganó el premio Nobel de Economía al asentar en sus estudios que “los valores y los principios éticos se convierten en un factor de producción poderoso, cuando los empresarios y líderes los ponen al servicio de la economía y del desarrollo empresarial”.

En la década del setenta, Sen venía definiendo la línea de curso de sus estudios, siempre orientados hacia los conceptos y las concepciones de la socioeconomía política. En aquel entonces, su teoría de la “Elección pública” criticaba el utilitarismo dominante (corriente según la cual el valor de la conducta está determinado por el carácter práctico de sus resultados) y proponía integrar como “bienes” la libertad y la justicia en el cálculo del desarrollo socioeconómico de las sociedades.

Si bien hay modelos de Naciones Unidas que se basan en sus investigaciones para definir el índice de desarrollo de distintas sociedades y que han servido para pronosticar crisis económicas en EE.UU. y Europa, toda la literatura especializada de Sen tiene un contexto originario muy bien conocido para él: la depresión socioeconómica de su natal Bangladés desde los setenta y su lento progreso económico luego de 1991.

Siendo este el octavo país más poblado del mundo, su tasa de pobreza es muy alta, sin embargo ha conseguido sobreponerse a hambrunas, desastres naturales, agitación política y golpes militares para convertirse en uno de los once países con una economía prometedora.

Tales escenarios han llevado a Amartya Sen a mirar sobre la miseria material las potencialidades de los principios éticos y de los valores. Por esto, Pablo Sánchez Garrido, profesor de Filosofía Moral y Política de la Universidad de San Pablo CEU de Madrid, ha estudiado al hombre, filósofo y economista bengalí para concluir: “Es una excepción entre los economistas del siglo XX por plantearse cuestiones de valores abandonadas en la discusión económica seria”.

Y aunque su escuela sigue siendo minoritaria, cada vez más estudiosos se asoman a sus sustentos teóricos de que las capacidades de cada quien “son las que convertirán los derechos de las personas en sus libertades reales”, según Sánchez Garrido.

El pensamiento ecléctico de Sen, y su conjunto de principios morales enfocados en el otro, son los responsables de las banderas que ha enarbola lado en gestas como la del “Derecho a no abortar”, en la que criticó el control demográ co neomalthusiano (teoría que considera el exceso de población como un problema que disminuye su calidad de vida) en sociedades como su natal Bangladés. Por ello reivindicó distintos discursos progresistas en favor de la salud reproductiva.

Ocupado en defender las oportunidades de las personas y estudiar el impacto de las políticas públicas, Sen ha propuesto esquemas de valorizaciones que trasciendan la estrechez del utilitarismo en un franco rechazo a los conceptos universalizados que juzgan el bienestar individual y social de los desfavorecidos.

Multiplicidad

La ética es multidisciplinaria y se desarrolla en distintos escenarios. Los principios de Amartya Sen “han sido una contribución a la economía normativa en su realización de un marco de evaluación moral y pluralista que permite evaluar el grado de libertad real de las personas y que admite una moral objetiva sensible a los planes de vida de los individuos y el cumplimiento de sus derechos”, como resume el profesor Andrés Hernández del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Desarrollo de la Universidad de los Andes de Colombia.

Un contexto social, más la moralidad, la justicia, la responsabilidad, la honestidad y la verdad determinan la ética siempre en justo reconocimiento del otro. Este ejemplo vino dado desde la filosofía y la economía, pero la ética tiene distintas manifestaciones bien sea en la economía mundial o en lo más cotidiano del día a día.

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