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Lisboa asume oficialmente como anfitriona para Eurovisión 2018

Lisboa acoge por vez primera este concurso, en el que participa desde hace 53 años, gracias a la victoria en Kiev de Salvador Sobral con la balada "Amar pelos dois" (Amar por los dos), compuesta por su hermana, Luísa Sobral

La ciudad de Lisboa ha asumido este lunes su rol de anfitriona de la próxima edición de Eurovisión en una ceremonia con la que, oficialmente, da inicio a los preparativos para acoger por primera vez el concurso musical más popular del continente.

El "traspaso de poderes" del alcalde de la última ciudad organizadora, Kiev, Vitaliy Klitschko, a su homólogo luso, Fernando Medina, se celebró en el Ayuntamiento de Lisboa y fue transmitido en directo para los países que integran la Unión Europea de Radiodifusión (UER).

"Este va a ser un gran momento para el festival y para los lisboetas", comentó en su intervención Medina, quien hizo hincapié en la hospitalidad portuguesa y el carácter "fascinante y vibrante" de la ciudad para prometer que, la de 2018, será "una de las mejores ediciones".

Lisboa acoge por vez primera este concurso, en el que participa desde hace 53 años, gracias a la victoria en Kiev de Salvador Sobral con la balada "Amar pelos dois" (Amar por los dos), compuesta por su hermana, Luísa Sobral.

El inesperado éxito convirtió a Sobral en un héroe nacional y disparó la euforia en el país, que nunca ha afrontado un evento cultural de la magnitud de Eurovisión.

Por ello, los preparativos se han convertido en tema de fuerte interés en el país, donde poco a poco se van desgranando las cifras de un concurso que se espera que tenga un fuerte retorno para Portugal en términos de imagen internacional.

Con la idea de aprovechar este tirón, el Ayuntamiento de Lisboa ha dispuesto una partida de cinco millones de euros (cuatro millones de dólares) como aportación total, a la que se unirán la contribución de la cadena anfitriona, la pública Radio Televisión Portuguesa (RTP).

La mayor parte de los gastos se destinarán a la seguridad y a adaptar el recinto de las galas, el Altice Arena, con capacidad para 20.000 personas, a las exigencias del concurso: camerinos suficientes y espacio para los más de 1.500 periodistas que se estima que acudirán, así como oficinas para la organización.

Además, está previsto que se levante en la céntrica Praça do Comércio el llamado Eurovision Village, un espacio con actuaciones diarias y actividades de animación que funcionará durante doce días y en el que se instalarán pantallas gigantes para ver las semifinales del 8 y 10 de mayo, así como la final del 12 de mayo.

La ceremonia de hoy, además de dar inicio a los preparativos, ha servido para conocer la composición de las dos semifinales, en las que destaca Irlanda, el país que más veces ha ganado el concurso y que en 2017 no pasó a la final, y Rusia, que vuelve tras no participar el año pasado por tensiones con Ucrania.

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