El diario plural del Zulia

Linkin Park edulcora la inauguración del Download Festival madrileño

Llegó el día de la apertura histórica del primer Download Festival madrileño, un día que debía teñir la ciudad de negro y sonidos de metal pero que ha acabado con baladas a piano y ritmos discotequeros merced a Linkin Park, estrella de la jornada que ha desnortado el evento presentando... ¡un disco de pop!

Más de 33.000 personas, a solo 2.000 del tope autoimpuesto por la organización, no han querido perderse hoy este primer día de tres en los que se intentará replicar en la Caja Mágica de la capital española el éxito de la gran marca musical nacida hace más de una década en Reino Unido, la cual reúne año tras año a decenas de miles de amantes de los sonidos del rock duro y metal.

En cuestión de volumen, Madrid tampoco quería quedarse corta: diez horas diarias de música ininterrumpida a cargo de 63 artistas repartidos en tres jornadas y cuatro escenarios, dos de ellos con más de 700.000 vatios de luces y 200 metros cuadrados de pantallas de LED. La idea, obviamente, era retumbar.

Pasadas las 17 horas, la banda nacional InMune ha abierto el turno de actuaciones y solo un par de horas más tarde han llegado los primeros chisporrotazos de auténtico brío con el "metalcore" de los estadounidenses A Day To Remember.

Sus veteranos compatriotas de House of Pain, pioneros del hip hop que cumplen 25 años de carrera, impregnaban seguidamente con "flow" y buen rollo los últimos latigazos de un sol demasiado picante para una tarde de junio, especialmente con su clásico "Jump around", bien traído como final de fiesta.

Los riffs profundos y bombos pesados de Five Finger Death Punch se han encargado de endurecerle de nuevo el músculo a la jornada, a punto para recibir, ya de noche, el "death metal" a la francesa de Gojira, que ha despachado enseguida sus mayores éxitos.

Con la salvedad de disfrutar de alguna actuación destacada en los escenarios pequeños, como la del cuarteto íntegramente femenino de heavy madrileño Lizzies, el objetivo ha consistido entonces en ocupar una buena plaza para disfrutar del cabeza de cartel.

Puntuales a su cita, a las 23 horas, han saltado al escenario Chester Bennington, Mike Shinoda y el resto de Linkin Park, la banda -entonces de "nu metal"- que cosechó las mayores ventas en EEUU para un primer disco, "Hybryd Theory" (2000), a la sazón, también el responsable hoy de los mayores aplausos de su repertorio.

La duda no estaba en si ese u otros cortes como "Breaking the habit", de su segundo álbum, "Meteora", funcionarían. Solo había que echar un vistazo al heterogéneo y colorido público reunido hoy en La Caja Mágica para comprender que los californianos contaban con muchos parroquianos entre la multitud.

La incógnita, así pues, residía en dilucidar cómo reaccionarían esos seguidores a las canciones de su séptimo disco de estudio, "One more light", recién estrenado y motivo de polémica por su decidida apuesta por una producción pop, con las guitarras y el rap diluidos.

Hace solo unos días, esta arriesgada jugada les costó un botellazo lanzado por un asistente indignado en un festival francés. "Nosotros no entendemos de géneros o estilos", respondían hoy a Efe, solo unos minutos antes de su actuación, a la pregunta de si seguían considerándose una banda de "nu metal".

Confiados en la renovada línea emprendida, el grupo ha apostado otra vez por dar protagonismo a "One more light" y con él ha arrancado el concierto, concretamente con "Talking to myself".

En Madrid, afortunadamente, no ha corrido la sangre ni nadie lo ha intentado tampoco. El grupo ha sabido establecer una sucesión en su repertorio que ha amortiguado los abruptos cambios operados en su sonido a lo largo de su carrera, por ejemplo encadenando después las bases electrónicas de "Burn it down" o "The catalyst".

Con todo, hasta la cuarta canción, "Wastelands", aquello no ha parecido un concierto propio del Download, una impresión repetida en varios momentos de la noche, como con la versión lenta a piano de "Crawling", y eso que las guitarras han vuelto a aparecer en la traslación al directo de los temas nuevos, que han perdido algo del barniz demasiado sintético del estudio.

Que "esto habría encajado mejor en el festival Mad Cool" ha sido una impresión compartida por muchos, los mismos -también es verdad- que han olvidado sus palabras en cuanto Bennington, a esas alturas un torso brillante y sudoroso con las palabras Linkin Park tatuadas en la rabadilla, ha cambiado dulzura por alaridos vocales.

Ahí ha vuelto a arder la mecha roquera, entre saltos verticales cada vez más altos al calor de los "hits" primigenios como "One step closer" o, ya hacia el final, "In the end" y "Numb".

Con Monster Magnet después la primera jornada ha dejado servidos sus principales platos, a la espera de una segunda remesa que mañana traerá a estos lares la música de System of a Down y The Cult y el color negro como vestuario canónico. 

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