El diario plural del Zulia

El jazz dulce y sensual de Norah Jones "enamora" en Madrid

Aunque ha habido pinceladas de rock y country, el jazz dulce y sensual de Norah Jones, con el que se dio a conocer y que ahora retoma en "Day breaks", su último disco, ha sido el estilo dominante en el concierto -el único en España- que la artista ha ofrecido hoy en Madrid.

Un recital en el que el público que abarrotaba el madrileño Palacio Municipal de Congresos ha declarado varias veces su amor a Jones al grito de "we love you" ("te queremos"). Vítores a los que la cantante, intérprete y compositora neoyorkina ha respondido diciendo en inglés que ella "también" y apurando su escaso español con algún que otro "muchas gracias".

Pero a Jones no le ha hecho falta el idioma local para conectar con los asistentes a su concierto: su sensual y aterciopelada voz, así como su dominio del piano han resultado más que suficientes para que el respetable abandonara encantado el recinto tras una hora y media de espectáculo.

Ya con los teloneros The Candles, el público madrileño ha ido entrando en calor para lo que le esperaba después: una Jones segura de sí misma, con virtuosismo vocal, con la guitarra y, sobre todo, con el piano, instrumento frente al que se sentó buena parte de su actuación.

Y es que la estadounidense ha definido "más como un regreso al piano que como un regreso al jazz" este "Day breaks", lanzado por el emblemático sello Blue Note y con cuyo tema homónimo ha abierto el recital.

Tras la canción que da nombre a su nuevo disco han llegado "I've got to see you again", "Out on the road" y "Sinkin Soon", ante la que los asistentes han caído rendidos, encandilados por la intervención que en ella tiene el contrabajo, uno de los instrumentos jazzísticos por excelencia.

Las palmas han llegado al Palacio Municipal de Congresos con "Long way home", un tema del disco de 2004 "The long way home" en el que Jones habla de un "largo camino por recorrer hasta casa".

Con esa canción, la estadounidense ha cambiado el piano con la guitarra y el jazz por el country, transportando a la audiencia a alguna tórrida carretera de Texas, el estado en el que residió entre los cuatro y los veinte años y en el que despertó su pasión por la música.

Los primeros acordes de "Come away with me" han sido suficientes para que el público rompiera en aplausos y levantara decenas de "smartphones" para inmortalizar a Jones interpretando el tema que da nombre al disco con el que saltó a la fama en 2002 y consiguió ocho de sus nueve premios Grammy.

Tras el momento rockero de los solos de guitarra de "Stuck", el ritual de los teléfonos móviles se ha repetido cuando Jones se ha vuelto a sentar frente al piano para interpretar otro de los éxitos de su ya mítico primer álbum, "Don't know why", con el que el concierto ha recuperado el sonido jazz del incio.

La neoyorkina ha interpretado sola en el escenario "Little Broken Hearts" y "Painter", a las que han seguido "Wonderful time", "Then there was you" y "Don't Be Denied", versión del tema de Neil Young incluido en "Day Breaks" que el crítico musical Diego Manrique ha calificado de "solemne lectura".

El piano de Jones ha seguido sonando hasta los bises, en los que la artista y su banda se han ganado, con la interpretación en acústico de "Sunrise", "Creepin'In" y "How many times", la calurosa ovación con la que Madrid les ha dicho adiós.

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