Excesos eclipsan a “El Sol de México”

Su voz lo llevó a la gloria, lo convirtió en sinónimo de éxito y le puso el mundo a sus pies. Luis Miguel sabe sin duda cuál es el sabor de la fama porque la ha probado a grandes cantidades. Pero al parecer la dulce miel del éxito le está dejando al artista un insoportable amargo en la boca. La cúspide en la que estaba su carrera parece caerse a pedazos gracias a su vida de excesos y a su “prepotencia”.

El llamado “Sol de México” fue demandado por su exrepresentante en Estados Unidos, el empresario William Brockhaus, por no pagar un millón de dólares de indemnización por supuestamente incumplir un contrato. El martes pasado fue detenido por negarse a comparecer tres veces ante el tribunal.

El artista de 47 años fue puesto en libertad horas después, luego de declarar en calidad de detenido ante el juez Jean P. Rosenbluth y de cancelar la fianza de un millón de dólares. Deberá presentarse de nuevo en los tribunales el 11 de mayo a las 9:30 de la mañana y todas las fechas subsiguientes hasta que se acabe el caso.

Estrella en quiebra

Su representante, John Madera, declaró el pasado 22 de abril que el artista mexicano carece de los medios para cancelar el millón de dólares que exige el demandante, lo que lo declara en quiebra.

Para Osman Aray, periodista venezolano y crítico de la farándula, declararse en quiebra es una estrategia a través de la cual “Luismi” busca proteger los bienes que posee y esto no significa que esté totalmente arruinado.

Él ha sido una persona llena de excesos, a la que le gusta llevar una vida de celebridad. Eso le hace gastar más de lo que percibe y por supuesto ha afectado sus finanzas. Además, sabemos por lo que conocemos de él, que es una persona con cierto grado de prepotencia y que ha llevado su carrera artística sin tutela. Es un hombre poderoso que no acepta dirección de nadie y eso contribuyó mucho a que esté metido en esta situación”.

A los excesos de su vida de divo: varias casas, carros, embarcaciones, fiestas lujosas y empresas; se le suman los gastos por compromisos económicos que tiene con su hija de 20 años, a quien no había reconocido, los gastos por los dos hijos que tiene con Aracely Arámbula (y con quien también tiene conflictos), y la inversión que conlleva la producción y promoción de sus discos.

“No dudamos que es una persona sumamente talentosa, pero su vida privada no habla bien de él. Tiene una inestabilidad muy notoria y creo que le ha faltado el abrigo familiar del cual parece que él mismo se ha alejado y que debe estar necesitando”.

¿Rodeado de “idiotas”?

El diario El Universal de México publicó una entrevista con Martha Figueroa, periodista y examiga de Luis Miguel, quien dijo que para ella “El Sol” no ha sabido escoger a su equipo de trabajo. “Él siempre se ha rodeado de gente muy idiota, y entre esa bola han estado muchos que no han sabido manejar su carrera y que no lo han asesorado nada. Resultado de eso ha sido que hoy esté enfrentando sus problemas legales”.

Luis Bascarán tiene 20 en el negocio del entretenimiento. Es representante de figuras como Maite Delgado, Rudy Rodríguez y Stefania Fernández. Sabe lo importante que es para un artista contar con la asesoría y el tacto de un representante. “En este negocio tiene que haber un buen nivel de confianza de ambas partes. El mánager es como el conductor de un carro que te lleva a un destino y ese destino tiene que ser el éxito”.

Explicó que a veces los fracasos vienen por mala asesoría o por falta de ella, pero otras veces es por errores en la vida personal de las guras, como los excesos característicos del intérprete.

Luis Miguel Gallego Basteri es uno de los cantantes hispanos más reconocidos en la academia estadounidense de la grabación. Ha ganado cinco premios Grammy, el primero de ellos cuando a penas tenía 15 años. Además, tiene en su haber cuatro premios Grammy Latinos. Ha vendido más de 100 millones de discos a lo largo de su carrera. Indudablemente Luis Miguel está respaldado por números que dan cuenta de su éxito, pero que tal vez no sean suficientes para sostenerlo en lo alto de la cima.