El diario plural del Zulia

Las potenciales carnadas de la Ballena azul

Psicólogos alertan a padres y representantes sobre la fragilidad de sus hijos. Hay víctimas que asumen el reto por exceso de autocon anza

Entre los 4 y 5 años, los niños desarrollan la capacidad de adaptarse a diferentes circunstancias. Discusiones o malentendidos, problemas menores y situaciones complejas como el acoso escolar, abuso o maltrato, son escenarios para los que se forjan. Así comienzan a fijar ideas sobre sí mismos. Si no se recolocan, pueden derivar en secuelas, formando niños inseguros, depresivos y propensos a manipulaciones.

La psicóloga conductista Duilia Andrade explica que cuando los infantes comienzan a hacer algo que les atrae o en lo que se sienten seguros, se adaptan más rápido, sobre todo si presentan
cuadros de soledad y exclusión social.

El juego conocido como Ballena azul –en plataformas como Facebook o Twitter– atrae víctimas con características de vulnerabilidad.

En él, sus impulsores asignan una serie de “retos” planteados en grupos cerrados en los que se pide a los jóvenes desde dibujar una ballena y hablar con ella o no hablar durante un día, pasar 24 horas sin dormir viendo películas de terror o hacerse cortes en la piel en forma de ballena. La prueba final es el suicidio.

Perfil en movimiento

Las víctimas son sugestionadas por medio de sus perfiles en redes sociales. En su mayoría son jóvenes que permanecen en línea hasta altas horas de la madrugada, propensos a publicar sus problemas con estados depresivos para llamar la atención.

Fátima Nevado, psicóloga infantil, asegura que el perfil psicológico de quienes incurren en este juego en la mayoría de los casos son niños expuestos a situaciones riesgosas, sin supervisión de sus padres y
con carencias de protección afectiva.

Aunque no existe un perfil psicológico único para las víctimas. “Tengo un paciente que inició el juego por curiosidad y para prevenir a sus amigos de esta situación; sin embargo, conoció a otro integrante del juego y comenzó a sentirse en un ambiente seguro y protegido donde podía desahogarse y ser él mismo. Sus padres lo detectaron a tiempo y tomaron las medidas”.

El joven paciente no presentaba síntomas de vulnerabilidad, lo que deja en evidencia el poder de manipulación que tienen los administradores. El psicólogo e hipnoterapeuta José Luis Rojas expuso: “Los adolescentes son propensos porque nacieron en esta era digital por lo que manejan perfectamente las redes y muchas veces sin supervisión de sus padres. Junto con esto, una de las características que tienen los adolescentes es la omnipotencia, ellos creen que nada les puede pasar y esto es clásico de la edad”.

Aunado a esto, el ser humano necesita 21 días para modificar un hábito, e incluso una creencia a nivel inconsciente. Al pasar los días, sin notarlo, va perdiendo la distancia que pudiera haber tenido los primeros días del juego. “El cerebro a nivel neuroquímico no distingue entre fantasía y realidad, por lo que se deja llevar por las descargas de dopamina y adrenalina que el juego hace que produzca, alcanzando el centro de recompensa del cerebro que lo hace perder el criterio de realidad y continuar en este desafío perverso, pues le produce placer estar inmerso en este mundo virtual”, explicó Rojas.

Los jóvenes que comentan a sus representantes sobre el juego saben que están incurriendo en un comportamiento que no es aprobado socialmente, pero no lo pueden dejar de hacer por miedo de lo que les pueda suceder, y los líderes abusan de su influencia y poder, argumentó la psicóloga Fátima Nevado, quien a su vez agregó que los líderes de este tipo de juego son psicopáticos o sociópatas, individuos con pobreza de empatía que adolecen del daño que puedan causarle a otras personas. Estos sujetos infringen la norma sin ningún tipo de cargo de conciencia.

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