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Alcaldía de Jerusalén retira carteles homófobos en víspera del desfile gay

En el pasado, este organismo también había realizado campañas similares en contra de parejas de distintas religiones y de enfoques reformistas del judaísmo

La Alcaldía de Jerusalén ha retirado carteles homófobos colocados en las calles de la ciudad por una organización religiosa judía que se oponían al desfile del orgullo LGTB de mañana e instaban a tener "Coraje para ser normal".

Tras recibir múltiples reclamaciones, la municipalidad decidió quitar las polémicas pancartas, colocadas en distintos puntos de la urbe y que aseguraban que la familia surge "de un padre y una madre", según informó hoy el diario israelí "Haaretz".

La organización responsable de colgar los carteles es Hazón, un grupo religioso judío de derechas que asegura trabajar para reforzar valores judíos y familiares.

En el pasado, este organismo también había realizado campañas similares en contra de parejas de distintas religiones y de enfoques reformistas del judaísmo.

Hagar Achdut, encargada del área de publicidad pública de la Alcaldía, explicó la retirada argumentando que el contenido de la campaña podía dañar los sentimientos de algunos de los residentes de la ciudad.

Hazón apeló la decisión ante el Tribunal Superior de Justicia y argumentó que el mensaje de los carteles era positivo y apuntaba a defender los valores básicos de la familia.

A su entender, la ciudad, considerada santa para las tres principales religiones monoteístas, que se oponen a la homosexualidad, está hiriendo los sentimientos del público al permitir que ondee la bandera con los colores del arcoiris en las calles que recorrerá mañana el desfile del orgullo gay, protegido por fuertes medidas de seguridad.

La corte no sólo rechazó la petición de impedir la retirada, sino que además le impuso a Hazón una multa de unos 700 dólares por haber incumplido el protocolo de presentación de la apelación.

Todos los años el desfile del orgullo gay en Jerusalén genera tensiones entre activistas LGTB y grupos religiosos, generalmente liderados por el ultraderechista Lehava, a los que el Estado nuevamente ha concedido un espacio especialmente designado en las inmediaciones del recorrido del desfile para que expresen su descontento.

En la marcha de 2015, una joven de 16 años fue asesinada a puñaladas por un judío ultraortodoxo, que hirió también a otras cinco personas, lo que llevó a extremar aún más las medidas de seguridad de un evento que, en la ciudad santa, es más reivindicativo que festivo.

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