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Claude Lanzmann: "Siempre he hecho las cosas por amor"

El cineasta y escritor francés Claude Lanzmann, autor de la aclamada "Shoah", confiesa a sus 91 años de edad que en su vida todas las cosas, incluido su último documental, "Napalm", las ha hecho "por amor".

"El amor siempre ha sido muy importante para mí. Hice mi primera película, 'Pourquoi Israël', porque era la única manera que tenía para encontrarme con una mujer a la que conocí por casualidad y con la que luego me casé", dijo el realizador en Cannes a un grupo reducido de medios internacionales, entre ellos Efe.

Si en aquella ocasión viajó a Israel para volver a ver a la escritora Angelika Schrobsdorff, "tan singular y bella" que le enamoró "al momento", en esta vuela hasta Corea del Norte para relatar el encuentro, intenso pero no consumado, que mantuvo con una enfermera norcoreana en 1958.

Lanzmann era entonces uno de los integrantes de la primera delegación de occidentales invitados oficialmente por el país tras la guerra de Corea (1950-1953), y ella la encargada de inyectarle durante una semana vitaminas para que superara el cansancio.

"Napalm" fue la única palabra que tenían en común, y da título a una película que dedica más de la mitad de su metraje al relato que el director hace en primera persona sobre esa breve historia, que incluyó en 2009 en su libro "Le Lièvre de Patagonie.

"La mayoría, en mi lugar, habría decidido contarla pero en otro país, Corea del Sur o el sudeste asiático, y con actores. Lo pensé, pero no me convenció. Hubiera sido para mí como una traición", afirmó una vez presentada esa cinta dentro de las sesiones especiales de la 70 edición del festival de Cannes.

La película, que, según cuenta, no tenía permiso de rodaje, muestra las consecuencias de la guerra entre Corea del Sur y del Norte, "sin la que no se puede entender el régimen actual", pero deja el protagonismo al recuerdo de ese breve encuentro con una mujer a la que prefirió no volver a ver en este viaje.

El contraste entre la primera parte y la segunda, entre ese documento informativo reforzado con imágenes de archivo y su relato improvisado, constituyó una elección estilística tomada a conciencia.

"Un filme no tiene por qué ser armonioso y la historia era verdaderamente muy inesperada y me pasó a mí", defiende el director, que quiso acabar "con la dicotomía entre el documental y la ficción" y está satisfecho de haberlo conseguido.

En su presentación en el certamen, ya había avanzado que hacía tiempo que "soñaba" con hacer una película sobre ella, aunque "por mil razones" le parecía imposible.

El paso del tiempo en su cuerpo y en su voz resulta evidente en la pantalla, pero el director de obras como "Le dernier des injustes" o "Sobibor, 14 octobre 1943, 16 heures" no oculta sus consecuencias.

"Estoy demasiado viejo como para mostrarme tal y como era cuando era joven", dijo un cineasta que, pese a todo, confesó no estar preparado "para morir ni para renunciar al cine y al festival de Cannes", y que en esta última película sostiene que ese país es "el último bastión del estalinismo, pero no el eje del mal".

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