Editorial // Por la nueva Maracaibo en sus 490 años, por Carlos Alaimo
Para la familia de Versión Final, todos los 8 de septiembre son de júbilo y alegría.
Doble conmemoración, como marabinos por ser el día de nuestra Ciudad, de San Sebastián y del Lago y por otro lado, es el día que nace nuestro diario: un 8 de septiembre del 2008.
Nosotros como Grupo Alaimo, heredamos, un día como hoy, un periódico con limitaciones, pero, que desde septiembre del 2013 cuando la asumimos efectivamente, con más de 150 trabajadores creadores, lo llevamos a las raíces del gusto popular, a ser interesante y pertinente lectura de noticias nacionales e internacionales, a sembrarnos en las colectividades de toda la región occidental por nuestro contenido innovador, lo que se tradujo en múltiples reconocimientos recibidos.
Hoy, nosotros estamos doblemente golpeados: como la mayoría de los medios de comunicación que un día fuimos impresos, sin papel y sin aspiraciones a recibirlo; y como ciudad, herida por un sistema que se empeña en despojarla.
Pero nos vamos a levantar. Y por ello luchamos por recuperar una ciudad hermosa, capital del Caribe y día a día con esfuerzo y presencia desde este diario damos demostración de amor a nuestra tierra y su gente.
Apostamos al futuro y la vía es la educación y el trabajo. Una educación libre del sometimiento del Estado para darle espacio al conocimiento y al trabajo digno, en su mística y en su remuneración, para darle calidad de vida a la familia. Pero apostamos esencialmente por construir una ciudadanía con una nueva visión de la vida centrada en la ÉTICA.
EL RESCATE DE VALORES ES DETERMINANTE PARA CONSTRUIR UN FUTURO MODERNO Y PARA ESO DEBEMOS BARRER LOS VICIOS DEL PASADO.
Vamos por una nueva Maracaibo. Con una nueva visión de lo que somos y lo más importante, de lo que haremos y construiremos, desde la honestidad, la solidaridad y el humanismo.
¡Qué vivan nuestro Diario Versión Final y nuestra amada Maracaibo en estos 490 años! Que vuelva a escucharse el sonido ininterrumpido y vibrante de nuestra rotativa, y que vuelva a brillar cada uno de los rostros que hacen suya a nuestra tierra, día a día, pese a la ignominia de los que la han usado, maltratado, y finalmente, abandonado a su suerte.
Carlos Alaimo
