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Veinte migrantes venezolanos en casa de acogida en Brasil festejaron con la Vinotinto

Edmundo, caraqueño, es uno de los 20 venezolanos que viven en una casa de acogida en Belo Horizonte y que celebraron este sábado en el estadio Mineirao la clasificación de la Vinotinto a los cuartos de final de la Copa América-2019

Edmundo, asfixiado por la crisis económica y la falta de medicinas, migró a Brasil. Es uno de los 20 venezolanos que viven en una casa de acogida en Belo Horizonte y que celebraron este sábado en el estadio Mineirao la clasificación de la Vinotinto a los cuartos de final de la Copa América-2019.

Caraqueño, vestido con una camiseta vinotinto con el nombre Mineirao estampado, Edmundo Cavas esperaba con ilusión el comienzo del partido Bolivia-Venezuela por la última fecha del Grupo A de Brasil-2019, finalmente ganado 3-1 por el equipo de su país. "No puedo decirte con palabras la emoción que siento", comentó a la AFP este hombre de 43 años.

Lleva cuatro meses en la Casa del Migrante del barrio de Boa Viagem, en Belo Horizonte, después de haber vivido cinco meses en la fronteriza Boavista. El último empujón para salir de Venezuela fue el desabastecimiento del medicamento que necesita para tratarse problemas de circulación sanguínea en la pierna derecha.

En este centro regido por organizaciones eclesiásticas, migrantes reciben apoyo para insertarse en la sociedad brasileña. De la veintena de venezolanos que viven en el lugar, cinco han encontrado trabajos en restaurantes como cocineros y mesoneros.

Invitados por la organización del compromiso de Copa América en el Mineirao, Edmundo y sus compañeros acudieron al escenario deportivo con sus banderas de Venezuela y cánticos: "¡Vamos, venezolanos! ¡Esta tarde, tenemos que ganar!".

"Es una emoción grande. Nunca imaginamos que íbamos a estar acá, y estamos muy agradecidos", dijo por su parte a la AFP Alejandro Cardiel, de 40 años, quien abandonó la ciudad venezolana de Puerto Ordaz hace un par de meses.

Alejandro deseaba ver especialmente al portero Wuilker Faríñez. "Ese es el que salva la partida", indicó con una sonrisa.

En medio del conflicto político entre el gobernante socialista Nicolás Maduro y el líder opositor Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado de Venezuela por medio centenar de países, entre los cuales se cuenta Brasil, los venezolanos sufren la peor crisis socioeconómica de su historia moderna.

 "90 minutos en casa"

La hiperinflación, la escasez de productos básicos y el colapso de los servicios de electricidad y agua han forzado una masiva migración. Más de tres millones de venezolanos han huido de su país desde enero de 2016, según estimaciones de la ONU.

Las tribunas del Mineirao recibieron una buena cantidad de aficionados de la Vinotinto.

"Son venezolanos que, como muchos otros, están regados por el mundo y han venido a acompañarnos y nosotros los hemos recompensado con goles y con el triunfo. Para ellos, muchas gracias", dijo el seleccionador Rafael Dudamel en la rueda de prensa postpartido.

César Bandres, de 27 años, cruzó a pie la frontera entre Venezuela y Brasil con su esposa y sus dos niños hace siete meses. Llegó hace un par de semanas a Belo Horizonte, con la intención de "una mejor vida".

Su familia se quedó, por ahora, al norte, en Boavista.

Ver a la Vinotinto era un momento feliz para él. "Son 90 minutos que vamos a estar como en casa", aseguró a la AFP mientras aguardaba el pitazo final.

Es un sentimiento que compartía con sus compañeros. "Es un momento de distracción, un momento de alegría (...). Se borran los problemas. El fútbol te bloquea", celebraba Edmundo a las puertas del Mineirao.

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