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Entre tristes e ilusionados, los argentinos en España se vuelcan en la Superfinal

De las 25.000 entradas reservadas a cada club, 20.000 están destinadas para los argentinos residentes en el extranjero

Con una mezcla de tristeza y de ilusión, los hinchas en España de River Plate y Boca Juniors se vuelcan para disfrutar en vivo de la superfinal de la Libertadores, un partido histórico que solo esperaban ver por televisión.

"Es el partido que uno sueña de chico, de toda la vida. No me puedo creer que lo pueda ver". Desde Barcelona, Marcos Campos apenas puede ocultar la sonrisa cuando piensa que el domingo estará en el estadio Santiago Bernabéu.

Viajará el sábado por la noche junto a más de 200 aficionados de River Plate en cinco autobuses fletados por la peña de aficionados del club "millonario" en la ciudad catalana, uno de los principales destinos de los argentinos en España.

El alto número de argentinos en el país --más de 115.000 nacidos allí según la estadística oficial-- fue determinante en la decisión de la Conmebol de trasladar el partido a Madrid tras los incidentes ocurridos en Buenos Aires.

De las 25.000 entradas reservadas a cada club, 20.000 están destinadas para los argentinos residentes en el extranjero.

"Llevamos una semana haciendo de todo": fletar autobuses, atender dudas de sus socios, recaudar dinero, preparar las pancartas y la animación, explica Matías Davico, presidente de Filial River Plate Barcelona.

Dolidos al principio por el hecho de perder la localía tras la violencia de un grupo de hinchas en el estadio Monumental, la ilusión y las ganas de lavar la imagen de la hinchada van tomando fuerza en sus ánimos.

"Tenemos una revancha para mostrarle al mundo que sin nuestra barra, los hinchas que estaremos allí somos otra cosa", asegura a su lado Martín Barbaglia, de 37 años.

Incondicional del club "millonario", Martín estaba en el Monumental para ver el segundo partido. Ahora vuelve a tener boleto para verlo en Madrid y si bien desea la victoria de River a toda costa, hubiera preferido que se disputase en Buenos Aires.

"Aunque a mi me beneficia que se juegue en Madrid, creo que se ha roto el fútbol. Es como si la Champions se juega en Tokio", lamenta.

"El Boca-River es la gente"

El mismo regusto agridulce sienten los hinchas xeneizes aunque la decisión de la Conmebol les permita ver un partido que tenían vetado en el Monumental.

"Sacarle la fiesta a Argentina por tres tipos que tiraron piedras no tiene ningún sentido", protesta Roby Cozzi, miembro de la peña Pasión Xeneize de Barcelona.

"El Boca-River es la gente, no son los futbolistas. Es todo lo que significa alrededor de 22 tipos que están jugando. Si le sacas la gente, el Boca-River es un partido de dos equipos mediocres", insiste.

Como para sus archirivales, la semana ha sido ajetreada. El celular del presidente de la peña Sergio Porrati está colapsado, con más de 3.000 mensajes sin leer y llamadas constantes.

"Estos días han sido una locura", asegura.

Los tres autobuses reservados de inicio para viajar a Madrid pronto se quedaron pequeños. El jueves ya iban por el octavo, con más de 400 hinchas apuntados para el trayecto.

"Hay gente que hace diez o quince años que no va a Argentina. Tener la oportunidad de ver un partido impensado para nosotros, en una final contra el clásico rival, es increíble", asegura Porrati.

En su caso, es doblemente afortunado: pasó recientemente las vacaciones en Argentina y pudo ver el primer partido en la Bombonera. "Seré uno de los pocos que veré las dos finales", dice satisfecho.

Llamados a la calma

Tanto unos como otros saldrán en autobuses el sábado por la noche y llegarán a Madrid el domingo para reunirse con los miles de hinchas del resto de España, de Argentina y también del resto del mundo.

Conscientes del daño que la violencia del 24 de noviembre hizo a su país, ambos grupos llaman a la calma para no estropear por segunda vez la gran fiesta del fútbol argentino.

"La experiencia de hace dos semanas fue muy bruta. Hay que pensar de otra forma, no hay que matar a nadie por llevar una camiseta distinta", explica Martín Barbaglia con la camiseta blanca y roja.

Y Porrati, de azul y amarillo, coincide: "Las disputas, la violencia y la calentura se deben dejar de lado. Hay que vivirlo en paz, con ruido pero sin violencia".

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