El diario plural del Zulia

El rey y la Torre siguen en pie en el US Open

El español es numero uno del ranking ATP desde el 25 de junio del presente año. Rafa, tiene 17 títulos de Grand Slam en su carrera, el abierto de Estado Unidos lo ha ganado en tres ocasiones (2010, 2013,2017)

El actual rey del torneo, Rafael Nadal, y la Torre de Tandil, Juan Martín del Potro, solventaron dos difíciles encuentros de cuartos y se medirán en las semifinales del Abierto de Estados Unidos, un año después de verse las caras en la misma instancia.

Entonces, Nadal remontó un primer set en contra y acabó llevándose el triunfo en su camino hacia su tercer título en la competición.

El español y el argentino chocarán el viernes en el penúltimo partido tras una jornada épica. Primero, Del Potro neutralizó el demoledor servicio del estadounidense John Isner. Más tarde, "El rey de la arcilla" disputó el partido más largo de su trayectoria en el torneo neoyorquino, con una exhibición física y mental que rozó las cinco horas.

Pero lo acabó consiguiendo en un encuentro que pasará a la historia de la competición por lo agónico y lo estético. Porque el ganador remontó un 0-6 en el primer set y el perdedor levantó a continuación otro set para que todo acabara definiéndose en el "tie break" de la quinta manga tras cuatro horas y 49 minutos por 0-6, 6-4, 7-5, 6-7 (4/7), 7-6 (7/5).

El tenista español tardó en presentarse y, cuando lo hizo, se vio un set por debajo en menos de media hora. El calor extenuante hacía mella en un cuerpo lastrado por el esfuerzo de pasadas contiendas y, en un visto y no visto, se vio por detrás, luchando contra la humedad y un rival deseoso de avanzar a semifinales.

Pero, como solo los campeones pueden hacerlo, "Rafa" resurgió de sus cenizas. De forma paulatina. Gradual. Empezó ganando sus saques, continuó poniendo en peligro a Thiem con su resto y terminó quebrando en el octavo para adelantarse 5-3, cerrando el set un poco después con su servicio.

Y en la tercera manga, cuando el austriaco acariciaba la ventaja al haberle roto el servicio en el séptimo y prepararse para sacar para cerrar el set, el español volvió a igualarlo y le dio la vuelta contra todo pronóstico para ponerse 2-1 en sets y tener las semis al alcance de las manos.

No estaba todo dicho pero parecía cerca. Sin embargo Thiem continuó empeñado en destrozar las apuestas, se adjudicó el cuarto set en el "tie break" y forzó también el desempate en el quinto, donde el numero 1 de la ATP tiró de experiencia, cometió menos errores y se apuntó un triunfo épico que ya es historia viva.

"Es cruel (...) Estoy un poco devastado", describió Thiem tras el choque.

Ahora, del otro lado, a Nadal le espera Del Potro, que acabó por la tarde con Isner para certificar su clasificación.

"Va a ser difícil. Juan Martín es un gran jugador en cualquier superficie pero el desafío de jugar contra él en pista dura es aún mayor. Sé que está jugando muy bien así que sé que tendré que jugar a mi mejor nivel para tener opciones de ganar", apuntó el español.

La Torre que ganó al gigante

La Torre sigue en pie. El estadounidense John Isner, de 2,08 m de estatura, sopló y sopló con su servicio pero fue incapaz de derribar a un Del Potro que apenas cometió fallos.

En un ejercicio de talento y paciencia a partes iguales, el argentino supo esperar sus momentos sin desesperarse para acabar imponiéndose en cuatro sets de 6-7 (5/7), 6-3, 7-6 (7/4), 6-2, en tres horas y media.

Ya lo dijo el protagonista tras la batalla: "batir a John en este tipo de partidos es algo épico". Y la gesta se consumó, incluso, antes de lo esperado.

El norteamericano terminó con 26 "aces", varios de ellos por encima de los 220 km/h. Del Potro solo podía mirar cómo pasaba la bola y no desesperarse, ni siquiera cuando perdió el primer set en el "tie break" luego de haber conservado su servicio en todo momento... salvo en un punto en el decisivo desempate.

Pero sabía que su momento llegaría. En el cuarto de la segunda manga logró el quiebre y en el tercer set se sirvió su particular venganza en el "tie break", conservando su saber estar mientras su rival desfallecía poco a poco a causa del calor.

El cuarto set fue un trámite. El argentino, saque a saque y resto a resto, había logrado deshacer el juego de Isner, desesperado con los cánticos del público albiceleste y mermado por las altas temperaturas.

El partido acabó y Del Potro miró al cielo. Levantó los brazos y festejó con rabia. Estaba de nuevo en una semifinal, en su campeonato preferido. Donde se coronó en 2009. Donde empezó todo.

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