El diario plural del Zulia

El karateca Crixon Guzmán narra su drama: “Esta enfermedad apareció muy rápido”

El criollo necesita $136.000 para el tratamiento de trasplante de médula para estar sano nuevamente. El oriundo de Guárico es karateca de la selección nacional

Ni la aplasia medular ni los casi 14 mil 500 kilómetros que separan a Venezuela de Japón parecen rivales indomables para Crixon Guzmán. El muchacho de 22 años cursaba el primer año de fisioterapia cuando un cansancio incesante lo obligó a alejarse de la rutina. El oriundo de San Juan de los Morros, conversó con Versión Final sobre la enfermedad que padece desde 2017 y por la que recaba fondos.

Sé que venía con problemas en abril (del año pasado) porque sentía mucho cansancio”. Con la condición latente pero aún sin ser precisada, asistió al campeonato nacional adulto, donde ganó oro, y a los Centroamericanos y del Caribe Universitarios.

Esta enfermedad apareció muy rápido. Me cansaba en los entrenamientos. En mi vida había experimentado un cansancio tan raro”, dijo.“Eso persistió pero no le presté atención. Pensé que era sobreentrenamiento y me calmé unos días. Descansé pero los problemas regresaron”.

Días después, el menor de seis hermanos, asistió a un campeonato centro-oriental “y quedé totalmente desconcertado porque me atacó el cansancio.Los músculos los tenía como atrapados, estropeados, me dolía el cuerpo; sin embargo, fui solo a ese campeonato y no le dije a nadie. Sé que es riesgoso pero es lo que me gusta y lo que amo, y pase lo que pase siempre lo voy a hacer, el karate do”.

 

Maratón boliviano

Con voz firme y esperanzada, Crixon relató lo que ha sido, por los momentos, su última participación internacional a finales de junio del año pasado, en el Campeonato Sudamericano de Kárate, en Santa Cruz, Bolivia:

Fui a Bolivia, y eso estuvo fuerte. Sé que es mi culpa, pero fue impactante. Me fui a un campeonato sudamericano. Me enviaron la carta, el aval donde me dicen que me convocan para el sudamericano de mayores en junio. Una semana antes me hice unos exámenes porque el problema persistía. Tenía la hemoglobina en 8, las plaquetas en 10 mil (cuando lo normal es entre 154.000 y 400.000) y los glóbulos blancos en 2.0 (la cuenta adecuada debe ser entre 4.5 y 11.0)”.

“Le dije un día antes de irme a mi mamá y a mi profesora, que por algo me estaban convocando, haya sido tarde o temprano”, relató. “Siempre he hecho lo que amo, desde los ocho años, y me tocó arriesgarme”.

El karateca guariqueño continúa con su testimonio. “Cuando me monté en el avión me sentía muy mal, pensaba en todas las personas que se preocupaban por mí. Llegué a Santa Cruz, en Bolivia y me sentía mal, pero para no preocupar a nadie, me mantenía calmado. Estaba muy amarillo, ictérico. Me cansaba full en los entrenamientos, era algo inexplicable”.

Al cuarto día me tocó competir y lo que pasó fue impactante. Desde el primer combate no veía el tatami. Me sentía mareado. Estaba totalmente fuera de foco; sin embargo, pude lograr ganar la primera pelea contra Perú, 5-3. La segunda la disputé contra Ecuador y la gané 4-0, ya en ese segundo combate estaba tocado. No estaba dando para nada”, atestiguó. “Es demasiado porque nunca me había pasado algo tan raro como lo que me está pasando en estos momentos”.

“En el tercer combate contra Brasil ya sentía la presión. Mi corazón estaba demasiado rápido y sentía que se me venía algo encima, sin embargo, entre la disputa de la final siempre hay repechaje que hacen de los terceros lugares. Ahí pude descansar”.

La pelea final fue contra otro venezolano, Freddy Valera, y la perdí 1-0, y ahí ya no quería más nada”, aseguró. “Pero era algo que me impulsaba, que iba más allá de cualquier explicación”.

“Me llamaron para pelear en equipos y le dije a mis compañeros para pelear primero, para ser el ganador del primer combate y que ellos continuaran, pero hubo un cambio drástico y tuve que pelear de último. El sensei del equipo me dijo que iba de último”, contó. “Mis compañeros ganaron el primero, perdieron el segundo, ganaron el tercero, perdieron el cuarto y a mi me tocaba definir. Entré a pelear y estuve dispuesto a lo que pasara”.

Iba perdiendo todo el combate. En el minuto 1:27, ya faltando unos treinta segundos para que terminara la pelea, iba 2-0, y me atacó el pánico. Me puse a llorar. Los médicos me vieron, tenía las pupilas dilatadas, pero yo les dije que podía seguir. Sé que había venido por algo y en ese algo tenía que confiar”.

Como un fénix emergió. “Faltando 20 segundos, pude marcarle cinco puntos al adversario y lo que pasó después…  gané el combate. Entré en shock, me llevaron al médico, me inyectaron vitaminas y mejoré”.

Sigo impactado y eso, en ese algo que me fui creyendo, es la fe, y siempre he creído que Dios ha estado en la retaguardia, apoyándome”.

 

Aplasia medular

Cuando llegó al país, dieron con lo que tenía, pero antes de hallarla duró 20 días en el hospital de Lidice, mientras descartaban cualquier enfermedad que pudiera tener, “hasta que dieron con el diagnóstico que me llevaría a un hematólogo. Me hicieron un aspirado y una biopsia para descartar lo que tenía”. Aplasia medular.

Lo que padece Guzmán es una enfermedad que provoca que la médula ósea no produzca las células que producen la sangre, y como consecuencia aparece la anemia, acompañada de palidez, astenia, dolores de cabeza, palpitaciones, falta de respiración, vértigos y calambres, como los que presentó en Bolivia.

Residenciado en San Juan de los Morros, Guzmán es cuidado por su mamá y su novia. “A veces me ha tocado quedarme solo, pero en esta guerra vamos en contra de la aplasia para salir victoriosos”.

La buena fe del Karate venezolano lo han ayudado a mantenerse estable: un sensei de apellido Rinaldi, trasplantado de corazón y habitante de Ciudad Bolívar, le donó 300 pastillas de Ciclosporina de 100 miligramos “con las que he batallado”.

Al día ingiere unas tres dosis que, hasta ahora, lo mantienen firme.

Le agradezco todo el apoyo al Karate Do venezolano porque ellos han sido una pieza fundamental para mí. Quiero agradecer y recalcar la ayuda que me han dado”, reafirmó.

 

Guardando fuerzas

Ganador de la medalla de oro en 2015 en el Campeonato Panamericano Junior y Cadete, pasa sus días en su casa, puesto que en el hospital donde estaba internado “se estaban presentando cosas raras, y me dijeron que me fuera para evitar que la situación se agravara”.

Desde entonces pasa sus días en sentado frente a la computadora y yendo a la iglesia “porque lo más hermoso de todo esto es saber agradecer”.

Cada mes voy a una cita con el hematólogo y he ido mejorando poco a poco.Con  fe, todo se puede”, aseguró esperanzado.“Una de las cosas que me ha impulsado a querer seguir adelante es cumplir mi sueño de ser campeón olímpico, y eso me ha dado fuerzas”.

Para poder someterle al tratamiento que lo curaría, Guzmán necesita 56 unidades de ATGAM de 50 mg/ml, un medicamento costos que dejaría su médula lista para recibir el trasplante, por lo que inició una campaña de GoFundMe por un valor de $136.000 para adquirirlo y costear el examen de HLA (compatibilidad con hermanos) y posteriormente, la realización del trasplante de médula. Hasta la fecha se han recabado cuatro mil dólares. El tratamiento, explicó, sería aplicado en el Hospital Vargas.

Otra propuesta sería ir a Italia porque sé que hay otros convenios italo-venezolano que trabajan con esa enfermedad”, comentó.

Hay que conseguir el medicamento para que el tratamiento se pueda cumplir y así tener una recuperación al 100% y regresar al Karate, que es lo que me encanta desde que era niño”.

Versión Final conoció que desde la Federación Venezolana de Karate existe comunicación con el ministerio de Deporte para que procese, a través del PDVSA, el caso.

 

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