El diario plural del Zulia

Betancourt: "El IRDEZ nos tiene olvidados"

Los atletas que hacen vida en el gimnasio de pesas del Luis Aparicio pasan las de Caín y Abel para entrenar. Son más de 20 los que se ejercitan “como camellos”, pues no cuentan con filtros para hidratación, por lo que cada uno debe llevar su propio suministro del vital líquido. “Entrenamos como los camellos”, expuso Yaritza Betancourt, pesista de la selección regional; y la falta de agua potable es solo uno de los males.

En las puertas del gimnasio no hay seguridad, unas cabillas hacen una especie de candado improvisado. En noviembre les robaron dos juegos de pesas de 15 y 25 kilos, un par de mancuernas de 20 kilos y una barra olímpica de 20 kilos.

“El multifuerza no debe tener menos de 40 años porque cuando yo era atleta y venía a los 12 años, ya esto estaba”, contó Ramón Rondón, entrenador.

Los implementos donde hacen multifuerza están dañados, rotos u oxidados. Existen aparatos que necesitan sillas o apoyaderas acolchadas y no las tienen, pedazos de cartón hacen de las veces de protector.

“Las barras tienen un rodamiento para que la muñeca gire, y a estas barras ya no les funciona. Hay muchachos que se han lesionado por eso”, además no cuentan con magnesio para impregnarse las manos antes de hacer el levantamiento, por lo que deshacen escombros de yeso procesado para utilizarlo en sustitución del magnesio.

Aunado a esto, la tarima de competencia, de madera contra enchapado, está obsoleta. Y ni hablar de los baños, a los que les hace falta la grifería, salas sanitarias e iluminación, por lo que no los utilizan cuando entrenan. “Tenemos dos años en esta situación. Préstenos más apoyo. No tenemos nada, estamos como unos pordioseros aquí”, exclamó Betancourt.

Beca pírrica
La atleta de alto rendimiento, quien ha asistido a competiciones nacionales en representación del Zulia, contó a Versión Final que desde hace nueve años recibe mil bolívares como ayuda económica por parte del Ejecutivo regional, por lo que se ha visto en la necesidad de buscar trabajo e invertir menos tiempo en los entrenamientos.

“¿Cómo no voy a trabajar? ¿Qué hago con mil bolívares?” dijo la también madre de un niño de cinco años que trabaja en una reconocida cadena de supermercados regional. Betancourt explicó que además de recibir la pírrica cantidad que apenas le alcanza para la cena de un día, el pago de la beca no se hace los primeros cinco días de cada mes, sino que suele dejar de percibirlo hasta por 90 días.

Un beneficio con el que ya no cuenta es el de alimentación en la Villa Deportiva, donde solía asistir para recibir desayuno, almuerzo y cena. De hecho, representantes de la asociación de pesas intentaron incluir a cuatro nuevo atletas pero les fue negada la petición por la supuesta falta de presupuesto.

“No nos prestan atención. Hay atletas que quieren estar y no le prestan el apoyo. Hay veces que los compañeros nos piden para el pasaje porque no tienen con que venir”, denunció la pesista.

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