El diario plural del Zulia

Sexualidades ocultas a la luz de la luna

o de esa mezcla de éxitos que es Moonlight

Hollywood se tomó en serio el regaño de 2016 y sospecho que no tiene que tratarse de escarmientos morales. Por el contrario, creo que en realidad siempre es asunto de mercados, más en días de redes sociales cuando toda minoría es legión. Pero, sobre todo, cuando una misma película, su guión, es la mezcla de argumentos y dramas que hermanan minorías y diversidades.

Una película hecha para decir complaciendo a partir, precisamente, de esa amalgama de contenido grueso, de cotidianidades hechas dramas en una comunidad negra que, al parecer, en cualquier parte de ese país vive en medio de violencia, droga, pobreza y futuros muertos.

Vidas rotas. Personas que necesitan hacer las paces consigo. Una madre adicta que entiende, tarde, que lo echó todo a perder en la vida de su hijo, quien decide guardar silencio y negar su sexualidad en medio de simulaciones y de machismos virulentos.
«Puedes ser gay, pero no marica», le dice el mayor, en una línea perfecta, llena de respeto a la diferencia, porque esa es una palabra que los cavernícolas usan para acusar y culpar.

 


 

El presente artículo pertenece a la columna «Cineratura» de la decimosexta edición de la revista cultural Tinta Libre, publicada el 03 de marzo de 2017.

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