El diario plural del Zulia

Elvis Rosendo: Peligrosa verosimilitud

 

 

 

La obra pictórica de Elvis Rosendo está llena de elementos y personajes concretos, reconocibles, en su esencia, a primera vista. No sería difícil concluir que se trata de una experiencia más de pintura realista. Y sin embargo, la fuerza que proyectan sus cuadros, la innegable capacidad de sugerencia con la que están dotados, no tiene su origen en lo manifiesto, no emana de esos personajes de quienes podemos adivinar una cierta historia personal que nos viene dada por lo explícito del dibujo. En otras palabras, el realismo de Elvis Rosendo es una triquiñuela para destacar lo oculto, lo misterioso, lo no dicho. Tendría, tal vez, más sentido afirmar que éstas son obras que representan situaciones, personajes y ambientes verosímiles. Es decir, aunque parecen ser reales, su fuerza reside en la duda que dejan en el ánimo del espectador acerca de lo que ve, y de si nuestra mirada es la adecuada para «leer» este tipo de obras.

El efecto se repite tanto si lo representado es un grupo de militares que parecen violar-jugar con una mujer, como si se trata de un desnudo o de un par de zapatos de tenis encima de los cuales, de un imprevisto dispositivo en el cielo, cuelga una silueta. Como toda verosimilitud, la puesta en práctica por Elvis Rosendo activa el peligroso mecanismo de la ambigüedad. Cuanto más mimética sea la técnica tanto más se distancia lo representado de lo inmediatamente perceptible, de los significados precisos. Rosendo, en fin, no crea simples imágenes, crea situaciones, temas, de una extraordinaria complejidad semántica que exigen del espectador dedicación y tiempo. ¿Cuan reales son esas bombas que caen sobre un angélico coro de niñas? Nunca sabremos con certeza si lo que subyace bajo tal imagen es una intención de denuncia o la pura ironía de un talento descreído y distante de aquello que otros pueden percibir actualísimo y cercano. Aunque no lo parezca, la obra de Elvis Rosendo está cargada de humor y, como se sabe, nada hay tan peligroso como el humor.

Ese humor se complace en jugar con la violencia, el otro ingrediente infaltable en la obra de Rosendo. Se trate de militares o de ciudadanos aparentemente inofensivos, pareciese que algo está por suceder, un peligro inminente, un cambio drástico en la situación tal y como la percibimos. Podría suponerse que la violencia tiene un origen social, sobretodo por el uso, en muchos de sus cuadros recientes, de soldados y otros elementos militares. Pero bien visto, la violencia de Elvis Rosendo surge de una fuente mucho más profunda puesto que no hay paz en ninguna de sus pinturas. Se trata, al cabo, de una obra llena de ironía que utiliza al máximo, como toda ironía, el humor y la violencia como sus elementos constitutivos. La obra de Rosendo suele ser agresiva hasta el punto de ofender la sensibilidad de algunos espectadores. En esa incomodidad de quien observa, en la imposibilidad de ubicarse con propiedad frente a situaciones que parecen evidentes pero no los son, frente a personajes que creemos reconocer y sin embargo escapan de nuestra percepción cabal, reside, a mi juicio, el mérito mayor de la obra de Elvis Rosendo.

 


 

 

El presente artículo pertenece a la vigésima edición de la revista cultural Tinta Libre, publicada el 10 de mayo de 2017.

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