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Tuberculosis acecha Santa Rosa de Agua

Una tos frecuente y fiebre alta despertaron la inquietud de Gisela Pérez (nombre ficticio que pre rió usar), quien vive en el callejón San Luis, en Santa Rosa de Agua. A principios de septiembre en su cuerpo comenzaba a desarrollarse la Mycobacterium tuberculosis, infectando sus pulmones. 

Varios diagnósticos errados emitidos en el Ambulatorio Urbano III Dr. Francisco Gómez Padrón, conocido como la “Sanidad”, apuntaban a la neumonía como responsable de los síntomas de Gisela, pero al no ver una mejoría con el tratamiento, una prueba posterior confirmó que se trataba de tuberculosis.

“Yo no sabía que ella tenía eso y por eso iba todo el tiempo a su casa”, cuenta la mujer de 51 años de edad, sobre la manera en cómo contrajo la bacteria. Su sobrina fue la primera portadora en su familia y el contacto frecuente con ella terminó por contagiarla.

En Santa Rosa hay ocho personas más diagnosticadas con la enfermedad respiratoria, de las cuales siete reciben el tratamiento a través del ambulatorio del sector, que lleva el mismo nombre, según explica Hilmart Medina, enfermera del centro de salud, mientras le suministra el tratamiento del día a Gisela.

“Aquí solo les suministramos sus medicamentos, dependiendo del tratamiento y la fase de la enfermedad en la que se encuentren. La revisión y diagnóstico se hace generalmente en el Hospital Central de Maracaibo o en la Sanidad”, aclara la enfermera y revisa la carpeta de control, para registrar el consumo del día de la señora.

María Moreno, trabajadora social del mismo ambulatorio, interrumpe y señala que ellos tienen conocimiento y control de nueve casos, pero “seguramente hay más, pero no se atreven a venir por pena”.

Tras 25 años trabajando en el ambulatorio del sector, se atreve a aseverar que nunca se había visto un brote de esa dimensión en Santa Rosa, y señala a la desnutrición, la pobreza y el hacinamiento como principales causas.

Contagio y tratamiento 

La tuberculosis generalmente se aloja y afecta a los pulmones. Una vez que una persona sana inhala aerosoles, gotas de saliva microscópicas, provenientes de otra persona contagiada, generadas al toser o estornudar, estas llegan a zonas profundas del pulmón de la persona sana, donde comienzan a proliferar dando lugar al virus. 

En zonas donde los habitantes sobreviven en condiciones de pobreza o hacinamiento es más factible que las gotas infectadas se acumulen en el ambiente facilitando la inhalación. En lugares donde circula una buena ventilación es difícil el contagio, porque los aerosoles terminan por diseminarse y perder su capacidad infectiva.

Los tratamientos son personalizados. Dependen del peso y la edad del paciente, según la trabajadora social del ambulatorio Santa Rosa, quien debe velar por el cumplimiento estricto de la medicación de cada paciente, para garantizar su sanación en un periodo aproximado de seis meses.

Son tres fases de tratamiento, en la primera la toma del medicamento es por cinco días a la semana, de lunes a viernes; en la segunda fase se debe tomar tres veces por semana, lunes, miércoles y viernes; y en la última fase solo dos veces por semana”, detalla.

La cantidad de pastillas que contienen rifampicina, isoniazida, pirazinamida y etambutol clorhidrato es variante según el peso. Y según la fase se disminuyen los componentes.

Gisela termina de tomarse sus tres comprimidos del día, con su jugo de guayaba. Niega conocer más casos cercanos en la zona, pero la enfermera Hilmart señala que de los otros ocho infectados, tres son familia. Un padre y sus dos pequeños, uno de tres años y otro de apenas meses de vida.

Por su parte, el secretario de Salud, Richard Hill, explicó que no tenía conocimiento sobre los casos de tuberculosis en el sector Santa Rosa de Agua de Maracaibo. “No es mal de preocuparse porque la tuberculosis siempre ha estado presente en la región”. Además, indicó que se cuenta con el tratamiento para la atención de estos pacientes.

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