El diario plural del Zulia

Sequía extrema en Zulia es por deberes no cumplidos

El agravante del Fenómeno del Niño se manifiesta a través de la intensa sequía que avanza en el país. El miércoles, el ministro para Ecosocialismo y Aguas, Ernesto Paiva, reconoció en una entrevista en Venezolana de Televisión que 18 embalses en todo el territorio nacional reportan tendencias “críticas o de cuidado” por los bajos volúmenes de agua, después de 3 años de sequía debido al fenómeno climático.

La mayor afectación de embalses ejerce presión en los estados con tendencia a las altas temperaturas en el país. El Zulia, encabeza la lista; también las entidades Falcón, Carabobo, Vargas, Nueva Esparta y Sucre, presentan un alto impacto, de acuerdo con una infografía de Paiva.

De acuerdo con las estudios sobre el Índice de Precipitación Estandarizada (SPI) la temporada de sequía sobre la dirección noroeste del Zulia ha tenido una duración de 14 meses, desde abril del 2013, alcanzando mayor intensidad en marzo del 2014, según las cifras, durante el 2016 se sobrepasaron los niveles máximos.

“El problema es que ahora la contingencia es sin agua”, comenta Gustavo Carrasquel, director de la Fundación Azul Ambientalistas y consultor GEO6-Pnuma, quien enfatiza que en los últimos años, el tema ambiental, específicamente el hídrico, ha sido objeto de subestimación por parte del Gobierno nacional. Resalta el especialista: “Los zulianos por años hemos visto una y otra vez pasar el tiempo sin concretar obras como la represa Diluvio-El Palmar, sin la adecuación, ampliación o mejoramiento de los actuales embalses, así como la creación de plantas de tratamiento”.

Carrasquel explicó que no se han realizado planes de contingencia ni se concretó la ampliación de pozos existentes, entre otras propuestas que se plantean para mejorar la condición hídrica en la región: “El problema es que ahora la contingencia es sin agua”.

Evaporación
No fueron utilizadas con eficiencia las reservas existentes de agua en el estado. Para la mitigación de la fuerza del fenómeno debieron realizarse estudios para la reducción de pérdidas por escorrentía, drenaje y evaporación, esta última considerando que la presencia de El Niño también produce importantes pérdidas por evaporaciones en los reservorios.

También debieron analizarse las experiencias de períodos anteriores de aridez y experiencias similares de estados que se enfrentaron a sequías severas, como reseña el portal web especializado en noticias ambientales www.canalazul24.wordpress.com.En Estados Unidos ocurrió con el embalse Mountain Meadows al norte de California, que se evaporó en una noche, fenómeno que se registró en Bolivia, donde se secó el segundo lago más grande de la región, el Poopó.

No fueron escuchadas las voces de especialistas que alertaron y predijeron esta situación. Con análisis de datos, revisiones teóricas sobre el comportamiento pluviométrico, así como investigación de niveles de frecuencia y duración de sequías, ofrecieron pronósticos y llamados de alerta para no sucumbir ante la envestida de la cuota natural que supone la sequía para que la población pueda tomar previsiones y estar preparada. Es indispensable hacer uso racional del vital líquido, entendiendo que debe haber una adaptación a los cambios del clima y que la disponibilidad de recursos en algún punto puede variar.

Desde hace más de una década, grupos ecologistas como Azul Ambientalistas, Aclama (Asociación Civil para la Conservación del Lago de Maracaibo), entre otras organizaciones y especialistas como el profesor Miguel Pietrangeli, denuncian el altísimo porcentaje de deforestación en el estado y las consecuencias que trae sobre los sistemas hídricos y el propio clima.

Lo más cercano a la realidad que ha desarrollado algún nivel de Gobierno, pues la mayoría son esfuerzos individuales desde las alcaldías, gobernaciones o autoridades de Ambiente, son jornadas de arborización y preservación de espacios, necesarias, de acuerdo con Carrasquel, “para recuperar el ciclo hidrológico y disminuir la sedimentación lo que permitiría recuperar el nivel de los embalses tanto en capacidad como en almacenamiento”.

Pedro Machado, especialista en Geociencias y consultor ambiental plantea que es tarde para tomar acciones muy estructurales. “Los organismos no parecen estar equiparados para enfrentar un evento de esta magnitud, sin embargo, no puede negarse que se han tomado previsiones para paliar las consecuencias de la sequía”. Machado aseveró que debió estudiarse la duración de la capacidad máxima de reservas, la perforación de nuevos pozos, e incluso estudiar la posibilidad de disponer del reservorio estuarino Lago, hacer mayor drenaje y mantenimiento a los embalses. Machado hace un llamado a organismos: “Hay que estar preparados para la posibilidad de que no llueva, y tener un plan de contingencia para ver qué hacer”.

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