El diario plural del Zulia

San Sebastián ampara la salud de los zulianos

Ayer se celebró el día del patrono de Maracaibo. Feligreses acudieron a misa y participaron en la tradicional procesión

Con una multitudinaria misa en la Catedral de Maracaibo inició, a las 4:30 de la tarde de ayer, el homenaje a San Sebastián, patrono de Maracaibo y de la salud, quien fue asesinado con echas envenenadas lanzadas por los soldados del emperador romano Diocleciano, en el siglo III.

El padre Max Güerere, rector del Seminario Mayor Arquidiocesano Santo Tomás de Aquino, fue el encargado de presidir la Santa Eucaristía. “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar”, dice la Palabra asentada en el libro de Mateo, en su capítulo 10, versículo 28, que se leyó durante la misa.

El padre instó a la comunidad zuliana a honrar a Dios ante el resto de los hombres y a vivir como hermanos para cumplir con la voluntad del Padre.

El recinto religioso estaba decorado con mantos rojos y blancos, que representan la sangre del mártir y su pureza, respectivamente.

Caminata de fe

A las 5:00 de la tarde, los estudiantes que conforman la Banda del Deporte Bolivariana de San Francisco tocaron y bailaron para celebrar el día de quien en vida protegió a los cristianos perseguidos por el imperio romano.

Una imagen de San Sebastián, rodeada de rosas rojas, recorrió las calles Obispo Lasso, Carabobo, Páez y Venezuela hasta retornar a su punto de salida, en el templo principal de los marabinos. Un grupo de zanqueros acompañó a los feligreses en su andar.

Reconocimientos

A las 6:00 de la tarde, representantes de la Alcaldía de Maracaibo entregaron las acostumbradas órdenes de San Sebastián, en su primera y segunda clase, a personalidades destacadas de la región zuliana. El acto se realizó en la plazoleta de la Parroquia Eclesiástica de Santa Bárbara y Santuario de la Inmaculada Concepción, en pleno casco histórico de la ciudad.

Entre las personas que recibieron la valoración se encontraban Jairo Gil, “el poeta de la Virgen”; Miguel Ordoñez, orador de orden y la religiosa Inés Casado González, entre otras 11 personas.

La devoción a San Sebastián creció gracias a los milagros concedidos entre 1779 y 1884, cuando los creyentes pidieron la salvación de las calamidades públicas de ese entonces, como la epidemia de la peste negra.

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