Retumban los tambores en honor a San Benito
El cuero de tambores retumba cada 27 de diciembre en las calles de varias zonas del país para celebrar a San Benito de Palermo, el santo negro de la religión católica, que en el sincretismo afrodescendiente se llama Ajé.
Los habitantes de la comunidad pesquera de la zona Sur del Lago de Maracaibo, en su mayoría afrodescendientes, atesoran esta veneración desde el período colonial, cuando el sincretismo religioso conjugó en uno solo a San Benito y a la deidad africana de los mares (Ajé).
El día 26 en la noche, una procesión de gaitas de tambores recorre el poblado, situado 66 kilómetros al norte de la capital merideña, para enlazar a las 2:00 de la madrugada con el llamado ensayo de los Chimbángueles que, al son de flautas de madera de orumo y de tambores, marchan y se integran con la tradicional gaita de tambora, que comienza a las 6:00 y se extiende hasta media mañana.
Pies descalzos, cadencia y sudor distinguen el baile colectivo de las cofradías, herederas de una tradición, que tiene réplica – no casual – en Angola, África.
El culto a San Benito (Ajé), originario de África, tiene su momento estelar a las 12:00 del mediodía, cuando un vasallo saca la estatua del santo del templo y un cortejo de banderas y danzantes lo acompaña en procesión, recorriendo el pueblo al golpe de tambores "Ajé", conocido por todos los moradores, quienes poseen – mayoritariamente – destreza nata en la percusión y ritmo.
Las celebración, peregrinación y danza de los devotos del santo negro se extiende en la costa sur del Lago del 25 al 29 de diciembre, con encuentros de Chimbángueles en El Batey, San Juan, Palmarito, La Conquista y Palo de Flores, tradición arraigada también en las poblaciones de Bobures y Gibraltar, en la confluencia limítrofe de los estados Mérida, Trujillo y Zulia.
