El diario plural del Zulia

Reparación de bombillos, alternativa para el bolsillo

Marabinos se las ingenian para ahorrar dinero. Una luminaria de bajo consumo cuesta 196 mil bolívares. La restauración no supera los Bs. 10 mil

Seis bombillos se han quemado en la casa de Alberto Castillo, quien vive en el sector Nueva Democracia, parroquia Idelfonso Vásquez. Los cortes eléctricos registrados desde el pasado 23 de diciembre se han convertido en sus enemigos.

También el alza de los precios. —Gano 250 mil bolívares al mes, apenas un poco más del sueldo mínimo, y mi principal gasto es la comida, no estar comprando bombillos —refuta, al observar que un equipo con capacidad para 9 vatios (W) cuesta 196 mil bolívares, en una ferretería de la avenida La Limpia. Desde hace poco más de un año, Castillo es una de las personas que toma la reparación de luminarias como su “salvavidas”.

Labor que se expande

Hace dos años, para José Rubio lo común era acudir a la bodega cerca de su casa cuando se quemaba algún bombillo. Ahora reúne los focos ahorradores para su posterior compostura, que dura ocho meses. —Me los arregla un vecino que vive en La Rotaria.

He escuchado hablar sobre otras personas que también lo están haciendo para ahorrarse dinero —expresa. A un costado del mercado periférico de Altos de Jalisco, Alexis Torres tiene una clínica de artefactos electrónicos. Allí pone en funcionamiento las placas, lamentos de cobre y filtros o componentes de regulación de voltaje, que se encuentran en el interior de las bombillas.

Atiende un promedio de 10 personas por día. —Cobro ocho mil bolívares, dependiendo del problema que tenga el bombillo —dice el técnico en electrónica, mientras revisa una caja llena de los repuestos que utiliza para sustituir las piezas averiadas. El procedimiento consiste en evaluar el dispositivo con un implemento llamado tester, que mide los microfaradios. Luego tomar sus pinzas y se dispone a actuar. —Tiene las velas dañadas —le dice Torres a un hombre de unos 70 años que llega solicitando su ayuda.

El cliente espera y 10 minutos más tarde ve encender el cilindro de vidrio, gracias a una extensión eléctrica que hace posible la demostración.

 

—Hago esto porque un bombillo nuevo vale mucha plata —comenta quien lleva por nombre Jesús Hernández. Y añade que su pensión, de 248.510 bolívares, la destina para su alimentación y la de su familia.

 

Solo los “ahorradores”

 

Torres, técnico con 27 años de experiencia, explica que las lámparas fluorescentes (de luz blanca) que un marcaje de 110 voltios en realidad permiten reducir 15 voltios de consumo. —Por eso reciben su nombre.

Los amarillos no tienen arreglo porque se queman rápido y duran poco —le indica a una mujer que se acerca a preguntar. Agrega que los bombillos de bajo consumo se pueden restaurar una vez, ya que cuando sufren reiterados “bajones” eléctricos se queman sin remedio. En los supermercados y ferreterías hay focos incandescentes (de luz amarilla) con capacidad para 55 vatios. Su precio es de 45 mil bolívares; sin embargo, su vida útil no llega a tres meses y, debido a su alto consumo, en 2014 fueron prohibidos por el Gobierno.

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