El diario plural del Zulia

Pescadores celebran su día entre petróleo e inseguridad

Este martes 14 de marzo se conmemoró el día de los pescadores artesanales, tal como fue decretado en el año 2010, por el fallecido presidente de la república, Hugo Chávez Frías.

En la parroquia El Bajo, municipio San Francisco, estos trabajadores de la pesca denunciaron los constantes derrames de petróleo en la zona, lo cual afecta su labor y evita que puedan contar con los ingresos para llevar los alimentos a sus hogares.

Los hongos, la piel tostada y las afecciones respiratorias del esposo de Piedad Viloria la tienen preocupada, y cómo no, si es el único proveedor de su familia. Desde muy pequeño se dedica a la pesca, es su modo de vida, no sabe hacer otra cosa. Su mujer, al igual que otras, cuyas parejas viven de este trabajo, está de brazos caídos a consecuencia de los botes de crudo.

Viloria espera que llegue Samuel a eso de la 1:00 de la tarde, luego de una jornada ardua desde las 5:00 de la mañana, en espera de provisiones para prender el fogón y darle de comer a sus dos pequeños hijos, pero en vez de cangrejas o camarones, el hombre llega curtido e impregnado de crudo.

La picazón en el cuerpo del pescador no se hace esperar y la ropa, en ocasiones, Piedad logra salvarla, pero la mayoría de las veces debe botarla porque el oro negro la deja rasgada y sin remedio.

Se sienten engañados por Pdvsa, ente encargado de supervisar y tomar los correctivos referentes a los derrames del hidrocarburo. Desde noviembre del 2016, los pescadores que hacen vida en las costa de la ciudad sureña, aseguran que la empresa no erradica el problema, sino que lo oculta, al parecer, vertiendo un químico en el Lago para que el crudo descienda al fondo y así esquivar responsabilidades y acciones.

Estamos perdiendo la piel en el Lago. Las costas se observan aceitosas muy temprano en la mañana y al pasar las horas vemos cómo se desvanece el crudo y baja a las profundidades, estamos seguros que la gente de Pdvsa echa una especie de desengrasante para ocultar tantos derrames”, refutó Arsenio Bastidas, pescador afectado.

Muchas de las mujeres de los pescadores trabajan como madres procesadoras en diferentes empresas camaroneras de la zona. Ellas también están angustiadas, porque del 100 % del arrastre que llega de la jornada de pesca para ser procesado, solo un 25% es aceptado por dichas compañías. Los productos marinos llegan negros, llenos de petróleo, imposibilitando así una producción óptima.

“De 50 kilos que podría traer un pescador de una jornada de trabajo solo 10 kilos vienen en condiciones, el resto lo debemos desechar porque no lo aceptan y tienen toda la razón”, dijo Clara Boscán.

Lucha sin respuestas

Juan Carlos Ortega, representante del Consejo de Pescadores El Bajo-Paraíso, manifestó su impotencia al ver el daño ambiental, ecológico, humano y laboral al cual han sido sometido cientos de trabajadores, que por años han usado la pesca como único medio de subsistencia.

Destacó que han acudido a Pdvsa, específicamente a la Gerencia de Ambiente, a cargo de Dubia Chirinos y se quedan sin respuestas ante el desinterés a la problemática.

“Nos dejan esperando y sentimos que se burlan de nuestra preocupación y padecimientos. No solo a Pdvsa hemos ido, también hemos emitido cartas a Isopesca y hasta al ministerio de Pesca, en Caracas fuimos recientemente, pero tampoco nos atendieron”, recalcó el dirigente.

Las pérdidas monetarias también son relevantes para los pescadores. Ángel Bracho lleva 22 años en el ramo y asegura que estos últimos años han sido graves e insostenibles para todo el gremio.

Cuenta que buscan los implementos necesarios para, con un poco de suerte, traer una pesca aceptable. Habla de unos 40 mil bolívares diarios que lo desglosa en la compra de 70 litros de gasolina, dos litros de aceite y comida para los compañeros del marinaje. Muchas veces esa inversión se pierde, pues los pescadores esperan recuperar lo invertido, pero las ganancias son mínimas por el problema de los derrames y su incidencia en el producto. Los afectados de las playas San Benito y San Miguel, así como de otros distribuidos en 20 playas de la zona, se sienten a la buena de Dios.

La salud de los pescadores está en franco deterioro, ya que para deslastrar el intenso y pesado petróleo, deben usar gasolina y gasoil para limpiar su cuerpo y lavar los implementos de trabajo. Solo este mes perdieron 15 chinchorros o mandingas. Las embarcaciones y los motores también se llevan su parte, en muchos de los casos son pérdidas totales. Para un pescador un equipo de bote, motor y chinchorro sobrepasa los Bs. 25 mil.

Pañitos tibios

Aunque Pdvsa tiene el compromiso de limpiar y recolectar la basura y desechos a orillas del Lago, este no se cumple desde hace cuatro meses. A juicio de los voceros de los Consejos de Pescadores, se trata de la escogencia de la empresa que ejecutará el servicio.

Los pescadores también exigen la activación de un patrullaje constante que les garantice su seguridad.

Los llamados “Piratas del lago” siguen acosándolos y aún no hay hechos concretos que detengan este flagelo.

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