Mordeduras con irresponsabilidad
"Cuando le levanté la franela a mi bebé y vi cómo estaba me fui en llanto. Escenificaba una y otra vez la imagen de mi niño siendo maltratado por quién sabe quién”, relata Claudia Montiel.
Su pequeño Miguel Ángel Mayorga, de 18 meses fue presuntamente agredido hace 17 días por otro niño en la guardería Francisco Linares Alcántara, en Sabaneta, donde tenía dos semanas inscrito, de los cuales solo asistió seis días.
Ocho mordiscos en la espalda y un traumatismo en la frente presentó el menor el jueves 22 de junio. Una llamada a la madre a las 11:30 de la mañana le indicó que algo no estaba bien.
“Me dijeron que el niño se golpeó en la frente dentro del corral al pisar una pelota que la maestra le dio. Le aplicaron Traumaplant y había desarrollado una reacción alérgica”, cuenta la madre de 28 años.
Tras llegar y conversar durante casi una hora con la maestra del niño, Lisoleth Olano, y la dueña del plantel Edith Delgado, Claudia notó que el golpe era más grave de lo que alegaban y se trasladó hasta la Clínica Zulia, para que el pequeño fuera chequeado. El médico de guardia determinó que presentaba un traumatismo en la frente. Las mordeduras aún pasaban desapercibidas.
“En la sala de Rayos X cuando iban a realizarle una placa de cráneo le levanté la franela y vi la atrocidad que le habían hecho”.
Al día siguiente la joven madre planteó el caso ante el Consejo de Protección al Niño, Niña y Adolescentes quien emitió una orden para que el pequeño fuera revisado en la Medicatura Forense. Fue un niño más grande, dictaminó el informe.
-Se defienden-
Los 24 años de trayectoria intachable de la institución y recomendaciones rmadas por los representantes son la defensa de Edith Delgado. Nunca un precedente. Niega que la agresión se presentara es su guardería o al cuidado de las maestras a su cargo.
“Los niños nunca están solos. Están en corrales separados y bajo supervisión constante”, asegura la docente.
Asume que Miguel Ángel se golpeó con el corral, pero ningún niño de la institución lo mordió o las maestras se habrían dado cuenta. Lisoleth, quien estaría a cargo del menor la mañana del 22 de junio, no notó las marcas en el cuerpo del pequeño, a pesar de que lo cambió de ropa.
“Le cambié el pañal pero no le quité la franela. Cuando lo hice lo senté de frente y no le revise la espalda”, señala.
El plantel en todo momento cumplió con las citaciones y evaluaciones dictaminadas por el Consejo de Protección, quienes realizaron visitas de evaluación y no detectaron conductas agresivas en los 18 niños inscritos en el maternal. Una pareja de representantes del maternal que pre rió no identificarse, declaró conocer a la madre y que con ella convive un menor de siete años, su sobrino, quien “podría ser el responsable de las mordeduras”.
"Si no estuviera segura de que a mi hijo lo maltrataron allí, no procedería por vías legales”, asegura Claudia Montiel, progenitora del menor agredido.
-¿Conductas normales?-
Adrianny Perche, psicólogo del Consejo de Protección al menor, explica que las conductas agresivas suelen presentarse con frecuencia en los niños que exteriorizan vivencias del hogar o con padres permisivos que buscan llamar la atención.
“Se deben establecer en la institución parámetros sobre el manejo y el control de los niños. Es una situación normal. No estamos ajenos a ello, pero lo importante es abordar”, explica.
En el caso de los niños agredidos los padres deben estar vigilantes para que no repita la conducta. En el Ministerio Público Las medidas que dictaminaron en el caso el Consejo de Protección no compensan el dolor de madre. Mayor supervisión de los niños, prohibición para aplicar medicamentos a los menores sin la supervisión de los padres y mayor comunicación del estado de salud del niño entre las partes. Hasta allí llegaron las competencias del ente municipal.
En los días siguientes Claudia, estudiante de Contaduría Pública, acudió a la Zona Educativa, la Defensoría Educativa Nº 7, y por último al Ministerio Público, donde espera que se profundice la investigación.
“Mi sobrino no fue, pero cuando el Ministerio Público asigne la scalía que investigará el caso plantearé que indaguen sobre la conducta en su escuela y si las mordeduras concuerdan con su dentadura para demostrarlo”, señala.
Claudia asegura que si le hubiesen explicado que todo ocurrió en un descuido, quizás no estaría tomando acciones legales, pero quieren ocultar lo que le pasó a su hijo y “la omisión es un delito”. “Mi bebé nunca se adaptó, lloró cada día que lo deje allí. Era una señal y no la vi”, lamenta la madre.