El diario plural del Zulia

Las mil caras de la alegría

Estar contento puede ser una tarea difícil para muchos, pero es más arduo aún ser multiplicador de ella; un acto valioso y plausible

En una reunión —como la que se tiene normalmente cuando hay café disponible en una oficina— un grupo de amigos trataba de diferenciar la alegría de la felicidad.

¿Son lo mismo?

Unos decían que lo primero se reducía a algunos momentos, mientras que otros calificaban al segundo como un conjunto de sentimientos más placenteros. Sin embargo, la batalla de ideas no llegó a una resolución, porque —primero— las emociones y los sentimientos no son variables que se categorizan, como si se tratase de una tesis, y —segundo— nadie de allí era especialista en psicología o en un área similar.

Para el equipo multidisciplinario de la Fundación Nuevo Ser, la pregunta es un tanto sencilla de responder: “(La felicidad) más que un sentimiento, es un estilo de vida asociado con todos los objetivos que te planteas a partir de tus experiencias personales, (…) causa efectos permanentes debido a la importancia que se le da a las causas de esta”. En cuanto a la alegría, dejan claro que es “imposible estar alegres todo el tiempo”, en cambio, sugieren que experimentar altibajos es normal y por ello “no podemos depender de una reacción instintiva y pasajera”.

De esta conversación cafecera y a la luz de una opinión más certera, un ejemplo “evidente” de alegría puede verse en una sonrisa, suscitada a partir de la acción de otro (como de uno mismo, por supuesto).

Risas en las tablas

En el Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez, en el Teatro Baralt, con Danzaluz o a la intemperie de la ciudad acalorada, Ciudad Puerto Teatro es un grupo que lleva su trabajo a la gente cuando menos se sospecha. Los fines de semana son los días más comunes para contemplar su labor, pero se sabe que no están casados con un sábado o un miércoles: —El arte es todos los días— han declarado indirectamente en muchas entrevistas.

Una de sus miembros, Rosmeris González —actriz, directora y dramaturga— cuenta que ser parte del teatro es comprometerse a darle otra ventana al público para que viva momentos diferentes.

—¿Momentos como la alegría, que viene de vez en cuando?—es oportuno preguntar.

—Para lograr el resultado que queremos, nos preparamos durante meses —ocho aproximadamente— y montamos varios trabajos escénicos. Para nosotros, no existen días festivos; la disciplina es primordial para que el público perciba lo que queremos transmitirle, y la alegría es algo que está en nuestros planes —responde Rosmeris, sin titubeos.

Una alegría que se maneja, por ejemplo, con la pieza La vieja tienda de muñecos de mi abuelo, cuya obra sí sabe hacerle mérito al renglón “teatro familiar”, pues integra la inocencia, la picardía y la interacción entre los actores y el público, quienes forman parte de un ratico necesario para olvidar aquello que nos preocupa.

Alegría asequible

El director, dramaturgo y crítico de la página Aplaudir de pie, Ricardo Ruiz Lezama, reflexiona, precisamente, sobre los aplausos: un acto que por muchas razones pasa de un elogio a una acción mecánica. Entre sus observaciones, comenta que hay un gesto simbólico que se acerca a la opinión de Rosmeris; él considera que hay un silencio sincero, el cual va antes del aplauso final y significa mucho para el artista, pues quien ve una obra aún está dentro de la ficción, luego cae en cuenta que terminó y ahí sí: aplaude.

Para la integrante de Ciudad Puerto Teatro, la mirada vale mucho, así como la atención de un niño que no se contiene la risa cuando sueltan una línea cargada de humor. Acentúa que conectarse con cualquiera es un logro.

—Para mí, la alegría es tener la dicha de ser libres y, en nombre del grupo, es poder estar frente a un público (…) Si en nuestro trabajo regalamos alegría, “le tocamos el alma a esa persona, es memorable”.

Con esa línea que no leyó en un libreto, se cumple con la premisa inicial: la alegría funciona como un oxímoron, son momentos memorables, y se regala desinteresadamente a otros en la espera de una emoción compartida... entre ellas, la alegría.

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