El diario plural del Zulia

La Orquídea y el Turpial engalanan con su diversidad y canto a Venezuela

Ambos fueron declarados símbolos naturales del país como parte de un plan para rescatar los valores nacionales luego de una larga investigación por parte de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales

La Orquídea en el año 1951 y el Turpial en 1958 fueron declarados como Flor y Ave Nacional, símbolos naturales que, junto al Aragüaney, representan la identidad de la naturaleza en Venezuela.

El 23 de mayo de 1951 fue declarada la Orquídea como la Flor Nacional como parte de un plan para rescatar los valores nacionales luego de una larga investigación por parte de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales (SVCN).

La Orquídea venezolana es originaria de la Cordillera de la Costa y se le conoce popularmente como Flor de Mayo porque en el siglo XIX el pueblo la utilizaba para adornar la "Cruz de Mayo".

Su nombre científico Cattleya recuerda a William Cattley, quien en 1818 cultivó los primeros bulbos de esta planta en Inglaterra, a través de unas especies enviadas desde Brasil y fue el botánico Jhon Lindley quien le dio este nombre. En 1839 fue hallada la Cattleya mossiae en Venezuela.

Venezuela posee más de 1500 especies de orquídeas. Es uno de los países con el más amplio número de especies de Cattleyas conocidas. La orquídea, una planta que oficialmente representa la feminidad y la belleza del país, conforma junto al árbol nacional y al ave nacional, los símbolos ornamentales de Venezuela.

El turpial es una hermosa ave cantora que se distingue por su plumaje de color negro en la cabeza, parte del pecho y alas; el resto del cuerpo es amarillo terroso, casi anaranjado. En sus alas se aprecia una fina línea de color blanco.

El 23 de mayo de 1958 fue declarada Ave Nacional de Venezuela, tras un concurso promovido también por la Sociedad Venezolana de Ciencias.

El turpial habita en casi todo el territorio venezolano, alcanzando en sus viajes los llanos orientales de Colombia y Panamá, así como el resto de la zona norte de Suramérica.

Frecuentemente recorre las sabanas y selvas de galería que son zonas cálidas y de poca precipitación, donde consigue las provisiones necesarias que constituyen su dieta, tales como insectos, frutas, huevos de otras aves y ocasionalmente una que otra ave más pequeña.

El atiplado y sonoro canto del turpial venezolano es uno de sus principales atributos, que lo convierten en una de las especies predilectas para la observación de aves. Cada año, miles de turistas de todas las regiones del planeta visitan Venezuela atraídos por la posibilidad de contemplar este pájaro en sus distintos hábitats.

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