El diario plural del Zulia

La fotografía como forma de vida

Cierro los ojos y veo a Gustavo Bauer al fondo de un vagón del Metro de Maracaibo.

Los vagones del Metro tienen tubos metálicos dispuestos a lo largo y ancho. Yo me monto allí todos los días. A pesar de que miro sus dimensiones siempre, fijamente, nunca he visto algo diferente más allá de las personas tratando de acomodarse. Pienso en ellos: sus formas, su temperatura fría que se calienta con tantas manos al día. Tubos: esos son. Tubos cuya profundidad es posible reproducir en una fotografía.

Una fotografía, ahora mismo pienso en una fotografía. ¿Cómo una foto puede reflejar la profundidad de ese vagón de metro? Los tubos, vuelvo a los tubos: de lado, al revés, derechos. Bauer. Los tubos están puestos ahí como soporte.

Cada vez que pise uno de esos vagones verdes veré a Gustavo Bauer captando la profundidad del tren usando los tubos como herramienta. Gustavo Bauer pasó un mes en Versión Final.

Nació en Caracas, vivió en Aragua y se quedó en Maracaibo. Construyó 35 años de carrera fotográfica. Publicó libros de imágenes, viajó por el mundo, fue centro de las más prestigiosas exposiciones y llegó a Versión Final con su pelo blaquinegro alborotado. Llegó y enseñó a periodistas y reporteros gráficos cómo conmover con una fotografía.

Composición es una palabra que se acopla al periodismo impreso. Un fotoperiodista compone, introduce en el recuadro de la fotografía de prensa los cuatro elementos básicos de la información: qué, quiénes, cuándo, dónde y cómo. Y el periodista también.

Ese es su punto de encuentro. Ambas piezas deben coincidir en su propósito de generar una emoción en el espectador. Para Bauer, eso se logra tomando en consideración cuatro componentes de las imágenes: forma, luz, punto de vista y el momento decisivo.

De atrás para delante

Le agrada pensar que solo una foto pasará a la historia, por eso siempre está atento al momento exacto. “Si no estás convencido de lo que estás haciendo, no puedes convencer a otro”. De allí la importancia del punto de vista.

Un ejemplo de convicción

En los noventas, Gustavo Bauer trabaja como jefe de Fotografía en el diario La Columna. Ya el periódico había cerrado, pasaban de las 9. Entonces recibe, con extrema urgencia, una llamada telefónica.

—¿Qué pasó?

Era una fuente del fotógrafo que le indicaba que había material inédito, exclusivo.

—Tenemos la cámara adentro.

—No la saques.

—Se la dimos a un policía. Esas fotos no las tiene nadie.

Gustavo dijo “sí, espero las fotos”. Pero no recordó que el periódico ya estaba “rodando” y paró la rotativa. Al día siguiente, la polémica con los editores. Pero nadie tuvo esa fotografía. Esas imágenes, recuerda, tenían los cuatro componentes principales

De seguro esas imágenes tenían buena carga de luces y sombras, de manera que la intencionalidad estaba clara, tal y como lo explicó en el taller que impartió en el diario Versión Final hace un mes, taller que tenía la finalidad de “verle el ojo a los demás”.

“Si no hay luz, no hay foto. Las horas son entre 6.30 y 8.30 de la mañana y a partir de las 4.30 de la tarde”. Es un todo de sombras y luces el que se pone en juego. La luz, insiste, ilumina formas y da relieve.

Marcos y líneas, espacios. Las formas son la arquitectura de la imagen. Hacen la profundidad. “Tienes la altura, el cielo y la tierra, pero no tienes pa’ dentro”.

Gustavo Bauer reproduce ahora en mi mente la profundidad de los vagones del Metro de Maracaibo. Se agacha, se pone de puntillas, hace de su mano izquierda una base donde apoyar la cámara y, de la derecha, un artefacto con qué medir las distancias.

Hace click muchas veces.

Mira los vagones.

Mide luces y sombras.

Entonces trata de hacer conexión, como esa vez que explicó la relación intencional de las fotos de la isla de Zapara: torreón mirando al puente, puente mirando al torreón.

 

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