Hay que humanizar el periodismo
Las palabras no muestran situaciones como una fotografía, ellas evocan. Por eso el oficio del periodista debe ir más allá de informar qué pasó y dibujar con el lenguaje escrito cómo pasó, para así generar empatía con el lector y humanizar la noticia.
Esa fue la premisa del conversatorio El periodismo de las emociones, que se realizó el viernes por la tarde en el Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez (CAMLB). La tertulia fue conducida por dos periodistas Isabel Cristina Morán y José Julio Flores, reporteros del diario Versión Final.
De entrada, Flores dejó clara la razón de ser del nombre del conversatorio: “Si algo le ha faltado a nuestra prensa es establecer empatía con el lector. Hay que humanizar los temas. Por eso hablamos de un periodismo de las emociones”.
¿Cómo logra esto un periodista? Morán apeló a una cita del escritor argentino Tomás Eloy Martínez para responder: “Los problemas del periodismo los resolvió hace mucho tiempo la narración”.
La comunicadora ofreció un breve recorrido histórico sobre las primeras aproximaciones que marcaron la pauta para que surgiera la crónica, el género periodístico que permite narrar el “cómo” sucedió algo, más allá del “qué” pasó. “Con nuestro trabajo explicamos el mundo, y est ‘cómo’ que tratamos de ahondar es una meuestra de ello”.
Las voces de los dos profesionales se alternaban para complementarse en el intento de explicar en qué consiste esa inquietud por narrar los hechos con empatía. Flores apuntó: “La clave del periodismo de las emociones, del periodismo narrativo, de la crónica, es que le mostremos al lector lo que más nadie ve, es otra mirada a lo que está pasando. Debajo de las declaraciones de los poderosos están pasando muchísimas cosas”.
Entre ejemplos de crónicas, Morán y Flores detallaron las características de un texto bien escrito que permita hacer un retrato global del hecho, de la situación –función primordial de la crónica, explicó Isabel Cristina Morán–.
Esta idea fue complementada por Flores cuando afirmó que la idea de este tipo de narración es que el lector pueda adentrarse en la escena narrada, pueda sentirla desde una dimensión particular –un testimonio de alguna víctima, por ejemplo– “porque así él se puede dar cuenta de la dimensión de lo que está pasando afuera, ya él no va a estar tan ajeno a la situación”.
