El diario plural del Zulia

Hampa deja sin comida a 438 niños en colegio

La Unidad Educativa San Marcos de León, ubicada en el barrio El Carboncito I, parroquia Antonio Borjas Romero, una vez más fue víctima de los amigos de lo ajeno. Personal docente y obrero cuenta que desde la fundación del plantel en el año 2010, son acechados por el hampa.

En esta oportunidad se llevaron los alimentos destinados para el PAEZ (Programa de Alimentación Escolar del Zulia), dejando sin almuerzo a 438 niños de educación inicial y básica que hacen vida activa en la institución.

Yohairy Ferrer, maestra y coordinadora del PAEZ, indicó que en lo que va de 2017, es el cuarto robo que denuncian ante los órganos policiales y la Zona Educativa. “No dan solución. De jueves para amanecer viernes terminaron de llevarse lo poco que había para el PAEZ”, dijo.

El comedor quedó desvalijado, los maleantes poco a poco han extraído los utensilios de cocina. Se han llevado las unidades de los refrigeradores, partes de la nevera y la cocina, como también las bandejas donde era servido el almuerzo de los alumnos.

Inseguridad desatada

La pasta, el arroz, el aceite, la harina de maíz y las verduras no es lo único que los malhechores se han llevado.

Los pequeños están viendo clases fuera de las aulas porque no cuentan con el servicio de electricidad, “se robaron más de 250 metros de cable y las brequeras”, señala Daniel Pacheco, obrero del plantel, mientras se disponía a mostrar al equipo reporteril de Versión Final las tanquillas donde anteriormente estaban las brequeras.

A finales de 2016 hurtaron más de 45 “canaimitas”. El aula virtual de la San Marcos está inhabilitada porque extrajeron las 16 computadoras que había para las clases y el aire acondicionado.

El suministro de agua potable no es constante porque las bombas que surtían el vital líquido fueron robadas en tres ocasiones. “Los baños del colegio funcionan a medias. Muy pocas son las veces que pueden ser usados por nuestros hijos”, exclama con molestia Janny Villalobos, habitante del sector y quien tiene a sus tres niños estudiando en la institución.

Indignación

Para Marisol Álvarez resulta doloroso tener que dejar a sus dos nietas en el colegio con el estómago vacío, y que lleguen a casa y sigan sin comer. “Somos una familia de muy bajos recursos. Muchos tenemos la esperanza de que nuestros niños lleguen a la escuela y tengan qué comer porque a veces nosotros no tenemos cómo alimentarlos”, indica con preocupación la mujer.

La deserción estudiantil va en ascenso. Por cada salón de clases deberían asistir 40 niños y en los últimos meses están yendo entre siete y 10, dijo una maestra que prefirió mantenerse en el anonimato.

El plantel actualmente no cuenta con director y quien cumple la función de supervisor, muy pocas veces va al colegio, dijeron algunos docentes.

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