El diario plural del Zulia

Hace 235 años nació el Libertador Simón  Bolívar

En 1805 juró en Roma que no descansaría hasta liberar a su país de la dominación española. aUNQU carecía de formación militar, Simón Bolívar llegó a convertirse en el principal dirigente de la guerra por la independencia

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco nació en Caracas hace 235 años,  el 24 de julio de 1783. Fue un militar, político, fundador de la Gran Colombia y padre de la independencia de Venezuela, Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, y Perú.

Sus progenitores fueron Juan Vicente Bolívar y Ponte y doña María de la Concepción Palacios y Blanco, ambos criollos. Al quedar huérfano, cuando apenas tenía 9 años, la audiencia encargó su educación a Simón Rodríguez, quien lo inició en el estudio de los enciclopedistas franceses, reseñó Culturizando.

A los 15 años, en 1799, Simón se fue a España para continuar con su educación junto a su amigo Esteban Escobar. En ese país, Bolívar conoció a María Teresa Rodríguez del Toro y Alayza con quien se casó en 1802. Al poco tiempo de volver a Venezuela, en 1803, María Teresa murió de fiebre amarilla.

Después de perder a su esposa, Bolívar regresó a España con su tutor y amigo, Simón Rodríguez, en 1804. En Europa presenció la proclamación de Napoleón Bonaparte como Emperador Francés y después asistió a la coronación de éste como Rey de Italia en Milán. En París tomó contacto con las ideas de la Revolución y conoció personalmente a Napoleón y Humboldt.

Ya en 1805 juró en Roma que no descansaría hasta liberar a su país de la dominación española. Y, aunque carecía de formación militar, Simón Bolívar llegó a convertirse en el principal dirigente de la guerra por la independencia de las colonias hispanoamericanas. Además, le proporcionó al movimiento una base ideológica mediante sus propios escritos y discursos.

Lucha independentista

En 1810 se unió a la revolución independentista, que estalló en Venezuela, dirigida por Miranda. El fracaso de aquel intento obligó a Bolívar a huir del país en 1812. Fue así como se puso al mando del movimiento, escribiendo desde Cartagena de Indias el “Manifiesto de Cartagena”, el cual incitaba de nuevo a la rebelión.

En ese manifiesto pidió ayuda a Nueva Granada para liberar a Venezuela porque su causa era la misma. Fue así como Bolívar recibió esa asistencia y en 1813 lanzó una segunda revolución, que entró triunfante a Caracas el 6 de agosto y en donde le ratificarían el título que le habían dado el Cabildo de Mérida de “El Libertador” que desde entonces quedó unido a su nombre.

Sin embargo, hubo una nueva reacción realista, bajo la dirección de Morillo y Boves, que reconquistaron el país para la Corona española, expulsando a Bolívar a Jamaica (1814-15) y allí escribió su “Carta de Jamaica”, en la que defendió la confederación de los países americanos al mismo tiempo que su independencia. No obstante, éste realizó una tercera revolución entre 1816 y 1819, que le dio el control del país.

El gran objetivo y sueño de Bolívar era el de formar una gran confederación que uniera a todas las antiguas colonias españolas de América, inspirada en el modelo de Estados Unidos. Por ello, a pesar de haber logrado la liberación de Venezuela, luchó por las otras independencias. Cruzó los Andes y venció a las tropas realistas españolas en la batalla de Boyacá (1819), que liberó al Virreinato de Nueva Granada (la actual Colombia). El 17 de diciembre de ese año creó la República de la Gran Colombia (que incluyó lo que hoy son Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá).

En ese mismo año elaboró una Constitución para la nueva República de Colombia. Luego, en 1822, Simón Bolívar se reunió en Guayaquil con el otro gran libertador, San Martín -quien había liberado a la Argentina y a Chile-, para poder lograr la liberación del Perú. Nadie sabe que ocurrió en esa secreta reunión entre ambos héroes latinoamericanos, pero lo cierto es que San Martín volvió a la Argentina mientras Bolívar preparó la lucha para recuperar Perú (último lugar del continente en el que resistían los españoles).

En 1824 se libraron las dos batallas finales de la independencia de este país: Junín y Ayacucho. Un año más tarde Bolívar declaró la independencia de Alto Perú que pocos días después se llamó Bolivia, en su honor, y cuya constitución redactó él mismo. También en ese año éste creó el Congreso de Panamá, la primera conferencia hemisférica.

El separatismo que continuó en los países que él había soñado como integrantes de una gran nación confederada le hizo abandonar la vida pública. Su obra literaria está compuesta por cartas, discursos, arengas y proclamas. Entre éstas se destacan: “Memoria a los ciudadanos de Nueva Granada” y “El discurso de Angostura” (1819).

El proyecto de una gran Hispanoamérica unida no se encontraba en sintonía con los sentimientos de los antiguos virreinatos, audiencias y capitanías generales del imperio español, cuyas oligarquías locales buscaron la independencia política por separado. En 1827 debido a rivalidades personales entre los generales de la revolución, explotaron guerras civiles que destrozaron la unión sudamericana, por lo que tanto Bolívar había luchado.

Muerte del Libertador

El 8 de mayo de 1830, Bolívar partió de Bogotá y en junio llega a Cartagena donde los lugareños le animan a seguir luchando, mientras que en Bogotá continúa la campaña en su contra. El 1 de julio el General Mariano Montilla le informa al Libertador del asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho, noticia que le desilusiona tremendamente.

Llega a Santa Marta el 1 de diciembre de 1830 y su salud empeoró a los pocos días, teniendo algunos momentos de lucidez que le permitieron dictar su testamento y su última proclama, donde clamó porque su muerte por lo menos permitiera la consolidación de la unión y la desaparición de los partidos.

Simón Bolívar fallece el 17 de diciembre de 1830, a los 47 años de edad. A la una y tres minutos de la tarde murió el sol de Colombia, según rezó el comunicado oficial. Los despojos mortales del Libertador recibieron cristiana sepultura en el altar mayor de la suntuosa Catedral Basílica de Santa Marta, y en ese sagrado recinto moraron apaciblemente, hasta diciembre de 1842, cuando fueron trasladados a su país de origen Venezuela, cumpliéndose así el mandato de su testamento.

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